Así es el escudo legal de las empresas ante la guerra comercial de Donald Trump
La batalla abierta por Estados Unidos acaba de arrancar y según expertos, será un largo y complicado camino que será difícil de prever
17 de abril de 2025
El comercio internacional vive uno de sus periodos más convulsos. La imposición de aranceles por parte de la Administración de Donald Trump conmocionó diferentes sectores y ha hecho temblar los cimientos de los mercados y las bolsas a nivel global.
Aunque el presidente de Estados Unidos anunció una tregua parcial de 90 días, la realidad es que el máximo dirigente estadounidense está empeñado en aplicar estas tarifas.
Esta realidad cambiante, y poco predecible, ha generando muchas dudas entre las compañías, puesto que puede llegar a complicar profundamente las operaciones en curso, incrementar los costes de producción, así como afectar a la competitividad en el mercado.
Por todas estas razones, las empresas se han girado hacia los despachos de abogados en busca de consejo y recomendaciones para tratar de acotar o paliar el impacto de esta carga impositiva.
Entre los letrados especializados en la materia se repiten diferentes palabras como análisis, optimización, fuerza mayor, información, pero también calma, nuevas cláusulas, exenciones o reducción de la exposición.
"Es fundamental mantenerse informados e intentar anticipar las próximas fases de la guerra comercial, dada la volatilidad y complejidad del contexto global actual", explica de inicio José María Viñals, socio responsable de la práctica de comercio internacional y sanciones en la UE de Squire Patton Boggs.
Para Manuel Gil Pérez-Carro, director en el área de aduanas e impuestos especiales de KPMG Abogados, el primer paso es identificar el impacto potencial de los aranceles: "Tras ello, nuestra recomendación es que las empresas afectadas evalúen la correcta determinación de aquellos elementos configuradores de la deuda aduanera, como son la clasificación de los bienes, el país de origen declarado y el valor en aduana que sirve de base de la imposición arancelaria.
En determinados casos, puede haber oportunidades de optimización aduanera en función de la cadena de suministro de los bienes, particularmente cuando hay ventas sucesivas con carácter previo a la importación".
Movimientos
Pablo Renieblas, socio de fiscal de Deloitte Legal, detalla que lo que debe primar es la calma. "Esto no hecho nada más que empezar y veremos muchos movimientos por posibles acuerdos entre países que hagan que la situación cambie, pero, por otro lado, se deben analizar todos sus flujos de provisiones y ventas, considerando los orígenes y costes que conllevan los nuevos aranceles, contemplando las distintas alternativas de cara a tomar decisiones".
La socia de mercantil de DLA Piper en España, Yoko Takagi, añade a esto que, ante todo, hay que realizar "una evaluación exhaustiva de cómo los aranceles afectan al negocio y explorar todas las opciones legales disponibles para mitigar su impacto. Esto incluye revisar los contratos existentes, tanto con proveedores como con suministradores, revisar la cadena de suministros completa, directa e indirecta, y hacer un análisis para su reestructuración, así como evaluar posibles exenciones o reembolsos de aranceles".
Para el socio de Squire Patton Boggs, una primera estrategia que se está barajando por distintas empresas es el llamado tariff engineering, es decir, realizar una suerte de optimización de las cadenas de valor con el objeto de reducir al máximo la exposición a los nuevos aranceles.
Algo que puede hacerse trasladando procesos productivos a países menos castigados por los aranceles, como, por ejemplo, eligiendo insumos menos expuestos a tasas.
"Las empresas afectadas por los aranceles también pueden intentar reducir el valor aduanero declarado en sus importaciones. Esta opción consiste en reestructurar los contratos con proveedores para declarar un precio de venta anterior, es decir, antes de que se apliquen los márgenes de intermediarios. Otra alternativa es desglosar los pagos al proveedor en conceptos separados, como productos por un lado y servicios, como publicidad o promoción, por otro, ya que los servicios, en principio, no están sujetos a aranceles", añade Viñals.
Gil Pérez-Carro explica que, a corto plazo, las compañías pueden anticiparse a la entrada en vigor de los aranceles adelantando la fecha de los envíos de mercancía. Sin embargo, añade que, una vez las medidas estén en vigor, hay poco margen para mitigar el impacto.
Entre las alternativas que pueden explorarse, el especialista de KPMG Abogados subraya "la utilización de regímenes suspensivos aduaneros, como el depósito aduanero o el régimen de perfeccionamiento activo, en el caso de importaciones de bienes o materias primas, tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea, que, posteriormente, sean reexportadas a otros territorios, incluso contenidas en productos transformados. Estos regímenes permitirían evitar el impacto arancelario, pero los supuestos en los que pueden aplicarse son minoritarios en relación con el volumen del tráfico comercial afectado".
Renieblas se suma a este último consejo y apunta que existen otras opciones que se pueden aplicar, "desde modificar determinados aprovisionamientos en función de las medidas que se aplican a cada país, orígenes de mercancías, a estudiar la posible aplicación de regímenes aduaneros y analizar la composición del coste de los productos y su relación con los precios y el valor en aduanas, lo cual tiene un impacto directo en el importe del arancel".
Precios
El socio del departamento de fiscal de Deloitte Legal identificó que las empresas afectadas deben conseguir incluir cláusulas que establezcan que el precio variará en función del coste del arancel en el momento de la importación, de tal forma que si se llega a un acuerdo de reducción de aranceles, el precio baje.
"En caso de los contratos con precios fijos a medio-largo plazo, existen algunos que cubren la exposición al arancel, manteniendo los precios ofertados y la rentabilidad", comenta el letrado.
Carlos Salinas, socio de MA Abogados, afirma que en este periodo complicado las compañías deben ser proactivas y no reactivas y las anima a implementar protocolos claros para navegar con un mínimo de seguridad en la incertidumbre reinante.
El experto se muestra muy específico en sus consejos legales y asegura que, ante todo, hay que huir de Incoterm DDP (delivery duty paid, por sus siglas en inglés).
"Si vendemos a EEUU no deberíamos aceptar ventas que incluyan estos términos, porque ello implica que nosotros, como exportadores, corremos con el gasto de las tarifas aduaneras en EEUU. El resto son seguros, porque las aduanas en destino las paga el comprador".
Salinas identifica igualmente que es necesario tener cuidado con el transporte y la posibilidad de que el comprador no recepcione la mercancía. "Aunque tengamos contrato vigente, si nosotros organizamos el transporte. Por ejemplo, en condiciones de cost, insurance and freight, CIF, o delivered at place,DAP, a pesar de que, en principio, estamos protegidos frente a las fluctuaciones de tarifas arancelarias, lo cierto es que, si se producen incrementos muy grandes, es posible que los compradores tengan la tentación de no aparecer a recibir las mercancías, lo que va a determinar que se generen importantes gastos por demoras y ocupaciones en el puerto de destino", apuntó el letrado.
Reevaluación y exención
Takagi también identifica estrategias concretas como la solicitud de exenciones, la reevaluación de productos -para que se clasifiquen bajo categorías arancelarias más favorables, el cambio de proveedores o la reestructuración de la cadena de suministro.
"Una de las estrategias más efectivas es diversificar la base de proveedores. Esto implica buscar proveedores en países que no estén sujetos a los aranceles impuestos. Al diversificar, las empresas pueden reducir su dependencia de un solo país y mitigar el riesgo asociado con los aranceles", comenta.
La socia de DLA Piper afirmó igualmente que la reestructuración de "la cadena de suministro puede ayudar a minimizar los costes adicionales derivados de los aranceles. Esto puede incluir la reubicación de ciertas etapas de producción a países no afectados por los aranceles, o la optimización de rutas logísticas para reducir costes. Las empresas deben evaluar sus cadenas de suministros actuales y considerar la posibilidad de establecer centros de distribución en regiones estratégicas para mejorar la eficiencia y reducir los costes".
José María Viñals, de Squire Patton Boggs, detalló que también se promovió la separación de pagos por regalías o propiedad intelectual, especialmente cuando éstos se dirigen a una entidad distinta del proveedor principal, lo cual puede contribuir a reducir aún más el valor gravable.
"Las multinacionales también pueden considerar una revisión de sus políticas internas de precios de transferencia para ajustar los valores facturados entre filiales. Pero estas estrategias deben implementarse con cautela, ya que podrían entrar en conflicto con otras estructuras fiscales diseñadas para minimizar el impuesto sobre la renta", concluye.
¿Quiere publicar su edicto en línea?
Contáctenos vía WhatsApp