Así es la negociación entre el gobierno del presidente Gustavo Petro y clan del golfo

La Fundación Ideas para la Paz está evaluando la posibilidad de una nueva negociación con el Clan del Golfo, analizando los antecedentes y las diferencias con el último acercamiento que tuvo lugar entre 2015 y 2018 durante el gobierno de Juan Manuel Santos.

Según su informe, negociar con este renovado Clan del Golfo representa un gran desafío para el gobierno de Gustavo Petro, que enfrentará numerosos obstáculos derivados de su historia y de la nueva realidad de este grupo, que se ha consolidado como el más numeroso del país, según el Ministerio de Defensa y la Defensoría del Pueblo.

Desde 2018, el Clan del Golfo ha visto un aumento de 95% en sus integrantes, expandiendo su influencia de 179 municipios en 10 departamentos a 238 municipios en 16 departamentos. La organización creció de cuatro bloques y 22 frentes a seis bloques y 34 estructuras, con principales áreas de expansión en Chocó, el Magdalena medio, el sur de Bolívar y la costa Atlántica.

Gerson Arias, investigador de conflicto y seguridad de la fundación, señaló que el Clan ha fortalecido su capacidad política y armada, consolidando su poder en el norte del país y mostrando signos de expansión hacia el sur.

El análisis también identificó varios temas clave para la futura negociación entre el Clan del Golfo y el Gobierno Nacional. Un reto importante será encontrar un terreno común, lo que incluirá abordar aspectos como el marco jurídico, la extradición, la seguridad de los excombatientes y la situación de los mandos medios de la organización, que es una de las principales fallas en negociaciones anteriores con grupos no rebeldes. Además, se plantea la necesidad de considerar el tema de las víctimas y su participación en los procesos.

La captura y extradición de alias ‘Otoniel’, líder del Clan, llevó a una reestructuración en su modo de operar, alejándose de la estructura familiar hacia un liderazgo colectivo bajo un Estado Mayor Conjunto, compuesto por seis exmandos de las Autodefensas Unidas de Colombia.

La Fundación destacó que el grupo aumentó y diversificó su capacidad de reclutamiento, atrayendo a soldados y suboficiales retirados, exmandos de las Farc y el Eln, así como a personas no armadas que actúan como vigilantes. Además, mejoró su acceso a armamento y su capacidad para corromper a autoridades locales y miembros de la Fuerza Pública, lo que complica aún más el escenario para las negociaciones.