La informalidad aleja a los bufetes del negocio del fútbol
La gran demanda en temas de asesoramiento legal y fiscales, por lo que se ha denominado un éxodo de jugadores ibéricos a otros países, es un fenómeno económico que se ha acentuado este año en los bufetes de abogados españoles. Pero difícilmente se replica en Suramérica y, especialmente, en Colombia.
La razón, para el director ejecutivo de la Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales (Acolfutpro), Carlos González Puche, está tan clara como enquistada en el corazón de esta actividad en el país: la informalidad. “No existe realmente en general un lugar dónde lo oferten. Es un negocio que se hace a través de contratos, lo cual permite generar intermediaciones que no son tan transparentes”.
Esa distancia entre fútbol y despachos la corroboró LR, al consultar en cinco de las firmas más prestigiosas del país su relación con esta disciplina y los profesionales. La respuesta en todas fue que se mantiene la tradición por los temas marcarios, publicidad e imagen. Los laborales, más bien, son asuntos de juristas independientes.
En el país ibérico los clubes de fútbol han sido invadidos por la crisis económica y ya no pueden fichar jugadores foráneos con la pujanza económica de antaño, a excepción del Real Madrid y el F.C. Barcelona, según reseñó el periódico Expansión en un reciente informe.
“El éxodo masivo de jugadores de élite se ha escenificado este verano (mercado de mitad de año) con la fuga de más de 30 futbolistas, superando ya la cifra de 300 españoles en el extranjero, y una de entrenadores. Este singular hecho se ha traducido, entre otras cosas, en más trabajo para las firmas jurídicas españolas u oficinas de bufetes internacionales en Madrid y Barcelona que se dedican al asesoramiento en derecho deportivo”, informó el diario.
La única similitud entre el mercado futbolero de Colombia y el de la ‘Madre patria’ es que los traspasos de sus deportistas al exterior cada vez son más seguidos y sonados por el precio, como las recientes de Radamel Falcao García y James Rodríguez al AS Mónaco francés.
Y aunque no hay una estadística oficial, el número de cafeteros en los principales campeonatos de otras latitudes es más de 80, siendo los destinos más conocidos México (18), Italia (14), Argentina (13), España (10), Francia (6), Portugal (4), Brasil (3) y Alemania (2).
Hasta ahí las semejanzas. Las diferencias, por el contrario, siguen siendo tan grandes como la distancia entre un país y otro, en cuanto a “garantías” y “seriedad”.
Según la información que maneja Acolfutpro, que en este segundo semestre ampara a 14 futbolistas colombianos desempleados, otra de las ventajas laborales con las que cuentan los deportistas europeos son las agremiaciones que hay en los torneos de cada país.
“El 90% de las transferencias de jugadores en Inglaterra tienen el asesoramiento del sindicato. En Holanda sucede los mismo”, asegura González Puche. “Pero -advierte- más del 70% de las transferencias en el mundo las hacen personas que no son agentes FIFA”.
Los representantes, para serlo, deben cumplir dos requisitos: tener una acreditación de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) o ser abogados con tarjeta profesional. En cualquiera de las dos, pueden actuar además como intermediarios. “Sin embargo, la mayoría en Colombia no son ni lo uno ni lo otro”, asegura el dirigente gremial. En la página de la FCF, de hecho, figuran solo 41 personas como agentes reconocidos.
“El futbolista colombiano por lo general es muy ignorante. Cuando tiene posibilidad de salir, en algunos casos le entregan un mandato al primero que se les aparezca con ofertas”, sostuvo González, para quien es normal que en Europa sí haya una relación más estrecha entre despachos y el fútbol, porque en el viejo continente el profesionalismo no se restringe al fútbol: hay otros deportes que tienen la misma categoría como el basquetbol, el fútbol sala, el voleibol o el jockey.
“En Colombia somos un país de 45 millones de ciudadanos y solo hay un deporte profesional”.
Mal ejemplo de "Arriba"
El experto laboralista Carlos Javier Alzate contó, por ejemplo, que de la experiencia como abogado de un jugador argentino al servicio del Deportes Tolima, solo le quedó una moraleja: “los dirigentes deportivos manejan el tema de una forma muy informal, rayando en muchas oportunidades en la ilegalidad”.
Alzate explica que las falencias y abusos por parte de los directivos empiezan en lo contractual. Se ha dado que a un jugador se le adeudan $40 millones por concepto de premios y salario, y al final de temporada ‘los patrones’ les hacen ofrecimientos menores de “tómelo o déjelo y espere a ver qué conseguimos”.
Otro motivo de distanciamiento entre los bufetes y el fútbol en Colombia es el poco uso de documentos que respalden las transacciones y, en caso de desacuerdos o incumplimientos, sirvan como medios de prueba. “Uno como abogado depende del papel para demostrar. Por eso las firmas no se meten en procesos en los que no siempre quedan soportes”, agregó el especialista.
Y en tercer lugar, aparecen las transacciones desde y hacia el rentado local, las cuales tienden a presentar una alta evasión de impuestos, que muchas veces puede llegar a ser consensuada. “Una parte de la suma se pagan por encima de la mesa y otra, muchísimo mayor, por debajo”, explica Alzate.
Por “encima” corren los valores bajo la lupa de las autoridades, como la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian): parafiscales, seguridad social y salud. Y “por debajo” fluyen las sumas provenientes de incentivos y traspasos. “Las que nunca se conocen y son las que suman”, añadió el abogado.
Las opiniones
Carlos González Puche
Director Ejecutivo de Acolfutpro
“No sé si hay firmas especializadas, debe haber abogados que sí, pero nosotros no recomendamos ni intervenimos en ese proceso con los jugadores. Al tema en Colombia le falta formalidad. No hay transparencia en cuanto a la oferta o la demanda”.
Carlos Javier Alzate
Abogado Laboralista
“Muchos equipos cumplen lo que dispone la ley, pero no sobre la realidad que exige. Por lo general en las negociaciones participan no menos de tres personas: el dueño del club, el jugador y el mánager, lo cual resta claridad en muchos casos”.
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