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Legislativo

"Nosotros no somos hijos del poder porque nunca estuvimos en él": Juan Manuel Galán

El hijo mayor de Luis Carlos Galán habló sobre el Gobierno, el proceso de paz y hasta de su aspiración a la presidencia.

17 de agosto de 2019

Colprensa


Canal de noticias de Asuntos Legales

"Murió la esperanza". Esa fue la frase que se acuñó hace 30 años cuando fue asesinado, víctima de un complot entre capos del narcotráfico, los paramilitares y agentes del Estado, el líder político Luis Carlos Galán, en la fría noche del 18 de agosto de 1989 cuando emprendía una manifestación política en la plaza del municipio de Soacha, Cundinamarca, para seguir el camino hacia la Presidencia de la República.

Su familia, Gloria (la viuda) y sus tres hijos, Juan Manuel, Carlos Fernando y Claudio, desde ese momento han sido los bastiones de mantener vivo su recuerdo, su imagen y sobretodo su ideario. Ese pensamiento tiene ahora a Carlos Fernando en la baraja de candidatos a la Alcaldía de Bogotá.

Juan Manuel, el mayor, quien en la actualidad es consultor político y apoyo de su hermano en la campaña, habla con Colprensa, de cómo han sido esas tres décadas de estar sin su padre, de la forma en que ha avanzado el proceso judicial para dar con los responsables.

Aprovechando la coyuntura, Juan Manuel habla además del presidente Iván Duque, del proceso de paz y hasta de su aspiración a la Presidencia de la República, de la que asegura mantiene vigente.

¿Hoy, 30 años después del asesinato de su papá, cómo ha avanzado el proceso judicial?

Nosotros a lo largo de estos años y aniversarios hemos buscado a las cabezas de la Fiscalía, de la Procuraduría, de los organismos que están encargados de la investigación y del proceso para que no desfallezcan en las investigaciones. El crimen de mi papá fue declarado de lesa humanidad y creo que esa persistencia nuestra cómo familia ha permitido llegar a los resultados que hemos llegado, que con todos los defectos que tiene el poder judicial en Colombia, las dificultades, las carencias, que ha producido condena en un caso como el asesinato de Luis Carlos Galán, creería que es un ejemplo para el mundo porque si uno analiza casos como John Kennedy, Martín Luther King y de Gandi, quedaron en nada prácticamente.

¿Reconocen entonces ese avance?

Que en Colombia fiscales, jueces, procuradores que han llevado el caso hayan logrado esos resultados para nosotros es muy importante y para el país conocer la verdad no solamente en el caso de Luis Carlos Galán sino de muchos casos que están directamente relacionados con el de mi papá. Por ejemplo, los de Bernardo Jaramillo Ossa, el de Carlos Pizarro, que tuvo el mismo modus operandi, desde los organismos de seguridad del Estado y las desviaciones de las investigaciones, la inculpación de personas que eran inocentes, donde hubo falsos positivos judiciales como el de Jubiz Hasbún y el grupo de personas que pasaron cuatro años en la cárcel siendo inocentes por culpa del general Miguel Maza Márquez, por culpa del general Óscar Peláez Carmona.

Ellos fabricaron esas pruebas y desviaron la investigación cuando los verdaderos responsables o pasaban de agache o eran asesinados para no llegar ante la justicia a declarar y decir la verdad sobre lo ocurrido.

¿Cómo fue esa estructura delincuencial que armaron para matar a su papá?

Ya sabemos que esto tuvo cuatro componentes fundamentales. El primero el narcotráfico en cabeza del Cartel de Cali y del cartel de Medellín, no solamente Pablo Escobar; en el mundo del narcotráfico hubo una confluencia de interés para asesinar a Luis Carlos Galán que era un enemigo común, pero por ejemplo en estos años quienes han pasado de agache en su responsabilidad son los Ochoa Vásquez, dieron dinero, participaron en la toma de decisiones de asesinar a mi papá y los hermanos Rodríguez Orejuela que están extraditados y no ha sido posible que entreguen la verdad sobre lo que ellos saben y su participación en el crimen.

Los autores materiales, que es el segundo componente, son los paramilitares del Magdalena Medio, de Henry Pérez, donde se entrenaron los hermanos Cataño, Rueda Rocha, Rueda Silva, fueron entrenados por mercenarios extranjeros como Yair Klein traído por el DAS, por Miguel Maza Márquez, traído por miembros del Ejército, por ganaderos de la zona, y por Rodríguez Gacha, alias 'el Mexicano'.

El narcotráfico tenía territorialmente el control de todo el Magdalena Medio, de Puerto Boyacá y de esa zona. Y el tercer componente, los políticos, ya hay un político condenado, Alberto Santofimio Botero, pero tampoco ha querido entregar la verdad que conoce sobre qué otros políticos y qué otros intereses se movieron en la política liberal y en la política en general de Colombia para precipitar, contribuir, facilitar el asesinato de Luis Carlos Galán.

¿Cuál fue el cuarto eslabón?

Y en los organismos de seguridad del Estado, que es el cuarto componente, están la Policía, donde hay alrededor de cuatro Generales vinculados al proceso, los últimos dos el general Argemiro Serna, que era Subcomandante de la Policía de Cundinamarca y ordenó un día antes el retiro de un escuadrón antiguerrilla que iba a proteger a mi papá en la manifestación; y el general Peláez Carmona, que era el comandante de la Dijin y que con el DAS, con sus facultades de Policía judicial, desviaron la investigación hacia esas personas inocentes.

Además el teniente Carlos Humberto Flórez Franco, del B2 de Inteligencia Militar, que fue la persona que le expidió los carnés del B2 a los asesinos materiales de mi papá y luego los escondió en su casa del barrio Galerías de Bogotá.

Eso es lo que sabemos hasta ahora y esperamos que la investigación pueda continuar porque yo le pregunté al procurador del caso, Jairo Mejía, cuánto habíamos logrado avanzar en el proceso de mi papá y la respuesta que me dio fue que se había avanzado un 30%, que quedaba pendiente un 70% por avanzar en la investigación.

¿Usted por qué cree que el país sigue reconociendo al galanismo?

Yo creo que por el recuerdo emocional que dejó mi papá en los colombianos, nosotros los seres humanos por naturaleza somos seres emocionales y la memoria en un país que no cultiva la memoria ni la historia, la memoria de los colombianos es evidentemente una memoria emocional y los colombianos recuerdan las emociones que sintieron con Luis Carlos Galán, la emoción de esperanza, la emoción de ver una nueva Colombia que estaba abriéndose camino representada por mi papá, una modernización del Estado, un Estado mucho más justo, mucho más equitativo, más volcado a trabajar por la gente y no por los políticos.

Esas emociones permanecen muy vivas en los colombianos y se ha trasmitido de generación en generación porque los hijos de las personas de la generación de mi papá, que serán como mi generación, recuerdan lo que pasó el día que murió mi papá y a sus padres verlos llorando frente a la televisión escuchando la radio, todos los eventos sociales del país esa noche se acabaron.

Yo diría que ese cariño y ese afecto de los colombianos por mi papá es una cosa que se quedó para siempre. Él tenía una frase muy bella sobre eso y decía: "Cuando el pueblo da cariño, lo da para siempre".

¿Usted cree que la polarización del país de hoy es la misma que hace 30 años?

Con mucha preocupación veo que sí por el insulto, la agresión desde el discurso político, nosotros hemos olvidado lo que eso puede producir. Eran los discursos agresivos de los líderes conservadores, especialmente, de los liberales, lo que generó esa violencia de la década del 50 en Colombia tan cruda, tan dura y tan sangrienta, y ahora con las redes sociales, que son multiplicadoras del mensaje instantáneo y masivo, eso causa un impacto muy fuerte. Lo está viendo Estados Unidos, el discurso de Donald Trump racista, anti-inmigrante, en favor del lobby de las armas.

El país realmente tiene la manera de cómo superar esa polarización, que ha sido un poco artificial y realmente impuesta en el pueblo colombiano porque quién no está a favor de la paz, quién no está a favor de que se acaben las víctimas, de que la guerrilla entregue las armas.

Pero ha habido una supuesta polarización sobre algo que es lo más básico del mundo, que un país viva en paz y en tranquilidad y que pueda sacar adelante las reformas que ha pospuesto durante 50 años y que están directamente relacionadas con el origen de la guerra, que es todo el tema de tierras, el acceso, el uso, la propiedad, la posesión de la tierra.

Es un tema que ha generado mucha violencia por el desplazamiento a sangre y fuego de los campesinos, de los legítimos dueños de esa tierras, la presencia de narcotraficantes, paramilitares y por supuesto, de la guerrilla y el problema de la participación en política. Si nosotros no garantizamos en Colombia que haya garantías para la participación política, un sistema electoral confiable, un sistema de financiación de campaña confiable, unos partidos democráticos, fuertes, que se renuevan periódicamente.

¿Usted que apoyó el proceso de paz, cree que este Gobierno, como se ha dicho, va a hacer trizas esos acuerdos?

Si nos vamos del dicho al hecho, en el dicho se eliminó del vocabulario del Gobierno la palabra víctima. Yo no lo he vuelto a escuchar ni siquiera a los funcionarios directamente relacionados con las víctimas mencionar la palabra víctima, es como si se hubiese tachado del vocabulario; lo mismo el conflicto, en la línea de lo que siempre (Álvaro) Uribe ha tenido como teoría de que aquí lo que siempre ha habido es una amenaza terrorista, deslegitimando todo lo acordado y negociado con las Farc, que además fue refrendado con la comunidad internacional.

Entonces me parece que esos son temas estructurales que hay que pensar que se tiene que impulsar y que el Gobierno Duque no puede marchitar a través, sobre todo del marchitamiento presupuestal. Todo eso son nubarrones muy preocupantes y que significan que el Gobierno solapadamente está haciendo una especie de eutanasia presupuestal a la paz.

Los Galán han sido críticos a la figura de Álvaro Uribe, ¿cómo ve hoy a Uribe?

Sí hay una gran dicotomía dentro del CD y dentro del uribismo. Hay un ala radical que está apostándole al fracaso de Duque, hablando mal de Duque por todas partes, saboteando todo lo que el Gobierno pueda hacer que vaya en contravía de esa ala extremamente de derecha y radical del CD.

Pero por el otro lado, uno no entiende ese juego ambiguo de Uribe que para mí está más orientado a que el país llegue a un punto muerto o a un punto de bloqueo institucional total, cuya única salida sea una asamblea nacional constituyente, que ha sido desde el principio el interés principal de Álvaro Uribe para poder reinstaurar en Colombia la reelección.

¿Cómo ha visto a Duque en este año?

Creo que está muy solo, creo que no pudo nombrar su propio equipo de Gobierno, sus ministros, los nombramientos me parece que es evidente que ha habido intereses en contravía de la idea del presidente de darle un aire moderno, renovado, fresco, al estilo de gobierno. Ha habido serias equivocaciones en política exterior, la más grave de ella la política que ha orientado hacia Venezuela, que dejó al Gobierno en una posición muy débil y en una posición de mucha improvisación y de no definir exactamente cuál es el interés nacional, el interés del Estado colombiano en relación con Venezuela.

En política económica, también la reforma tributaria temprana generó un impacto negativo en muchos sectores porque no se ha logrado hacer en Colombia la reforma tributaria estructural que realmente permita que en Colombia haya más oportunidades para los emprendedores, más apoyo, más respaldo.

En eso creo que el presidente de la República tiene intenciones de estimular ese emprendimiento en los jóvenes, yo creo que eso es positivo, pero en materia de política de drogas también lo he visto dubitativo, lo he visto buscar por buscar la certificación antidrogas de Estados Unidos. Hemos dejado la puerta abierta para volver a las fumigaciones áreas, que sería un error garrafal por el costo que tienen financiero, social, el costo de confianza entre las poblaciones rurales y campesinas y la Fuerza Pública.

¿Se ha equivocado Duque en la estrategia de distanciar a la clase política?

Yo lo que creo es que el presidente tiene una confusión y es que una cosa es buscar comprar el Congreso con dádivas a cada congresista individualmente hablando en burocracia, en contratos, que eso está muy mal y en eso yo creo que el presidente quiere acertar; pero otra cosa es despreciar totalmente a los partidos políticos como instituciones que pueden ser representadas políticamente en un Gobierno.

¿Cómo es su relación con el presidente Duque?

Hablamos en la campaña, recuerdo una llamada que tuvimos en donde entre primera y segunda vuelta yo había manifestado mi inconformidad por la postura del Partido Liberal. Me dijo que él no estaba involucrado en esas disputas y yo lo que le dije es que le aconsejaba marcar independencia desde el inicio de su Gobierno para que pudiera ser un Gobierno propio, con una impronta personal suya, con la capacidad de decirle al país cuál va a ser su legado, el de Iván Duque, no el de Álvaro Uribe ni el del uribismo, sino el de Iván Duque.

También le dije que de acuerdo con esa independencia que pudiera lograr, dependería el éxito de su Gobierno. Y está visto que aún no lo ha logrado a un año de Gobierno, le quedan todavía tres, pero si no da ese paso ya, me parece que se le va a hacer demasiado tarde para tener un legado propio.

¿Vemos lejos entonces a Juan Manuel Galán en el gabinete de Iván Duque?

Yo he mantenido una línea y es que el día que yo entrara al Gobierno creo que traicionaría esa línea de pensamiento, de principio, de idea que he manifestado.

Yo no podría estar en un Gobierno que va a volver a fumigar los cultivos ilícitos, no podría estar en un Gobierno que no le está poniendo el acelerador a la implementación del acuerdo de paz, especialmente en los dos puntos más importantes que son el tema agrario, de la tierra y el tema de participación en política, y el tema del narcotráfico, que son las causas estructurales de la guerra en nuestro país.

Pero yo estoy dispuesto a apoyar al Gobierno en lo que esté bien y en lo que vaya en la línea del reconocimiento a las víctimas, de apoyo al proceso de paz a fondo, de medidas como las que tomó, que me parece rescatable, digna de admirar, que fue otorgarle nacionalidad a los niños de Venezuela.

¿Este el momento clave de los Galán para consolidarse políticamente?

Esta lucha ha sido una lucha de más de 40 años porque mi papá nunca llegó al poder, entonces nosotros no somos hijos del poder porque nunca estuvimos en él, ni mi papá estuvo en el poder, a mi papá lo detuvieron antes de llegar al poder asesinándolo y creo que el principal incentivo o motivación que nosotros tuvimos para hacer política fue trabajar para que esas ideas de mi papá no murieran con él, y que la esperanza que los colombianos creyeron que habían asesinado pudiera resurgir esa esperanza, renacer esa esperanza.

Creo que la coyuntura actual después de que mi hermano y yo dimos en nuestros respectivos partidos batallas por esos principios, buscando la renovación y la modernización de nuestros propios partidos, eso no se logró, tomamos unos caminos muy en contra vía de lo que nosotros pensábamos y eso nos hizo retirarnos de esos partidos. Y ahora llegar a coincidir, llegar a estar unidos, llegar a ser causa común por el legado de Luis Carlos Galán y por el proyecto de una nueva Colombia. Creo que eso es lo que ha calado en la ciudadanía que ve como un renacer en la esperanza.

¿Por qué cree que su hermano va ser el alcalde de Bogotá?

Porque creo que tiene los méritos personales, laborales, se ha preparado, ha estudiado, desde el punto de vista académico, pero desde el punto de vista de recorrer la ciudad y hablar con la gente. La recolección de firmas le ha permitido estar en toda la ciudad, hablar con todo tipo de personas, conocer de primera mano qué le duele a la ciudad, qué le duele a la gente y en esos recorridos yo creo que él se ha dado cuenta que tiene la ciudad en la cabeza, que puede tener unos buenos proyectos, unos buenos programas para trabajar y armar el mejor equipo de Gobierno que supere la polarización, que pueda recoger gente valiosa de centro-izquierda que trabaje de la mano de gente valiosa de centro-derecha en un mismo gabinete.

¿Usted sigue moldeando su candidatura presidencial?

Yo sigo trabajando para lograr esa meta, ese objetivo y lo queremos hacer desde el centro del espectro ideológico, poniendo énfasis en las ideas liberales, en una nueva interpretación del liberalismo para Colombia y creo que hay un gran potencial porque los partidos cada vez están más desgastados, menos renovados partidos manejados por expresidentes de la República que gobernaron hace 30 años.

Yo creo que la gente quiere otro estilo, otra manera de hacer política, quiere que en Colombia superemos ese clientelismo en la política que ha sido tan perverso y negativo, entender la política no como un intercambio de favores sino como una garantía de derechos. Hay muchísimas cosas por hacer, pero por ahora lo importante es que Carlos Fernando pueda concretar su aspiración en la Alcaldía y que le vaya bien en la Alcaldía

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