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OPINIÓN

Desmovilizados y Fuerza Pública

02 de febrero de 2015

Abelardo De La Espriella

Abogado, empresario y escritor

Canal de noticias de Asuntos Legales

En este tema el presidente tiene razón parcialmente, aunque no haya sabido explicar adecuadamente su planteamiento. No entiendo cómo un hombre que creció en la sala de redacción de un periódico y ejerció por tantos años el periodismo puede ser tan impreciso y nebuloso a la hora de transmitir sus ideas. Uno de los grandes problemas de Santos es, precisamente, su incapacidad de expresarse adecuadamente.

Pero, volviendo a la almendra del asunto, es obvio que todos los desmovilizados rasos de la guerrilla, en caso de que se firme la paz, no pueden ser encarcelados (el aparato judicial colapsaría, al tiempo que no hay sitios de reclusión para tanta gente), y mucho menos es conveniente dejarlos libres a su suerte. Debemos aprender de nuestros errores: el proceso con las autodefensas fue exitoso en su desmovilización, pero desastroso en la reincorporación de sus miembros a la civilidad.

Una solución para lograr una paz duradera, que depende en gran medida, de que aquellos que empuñaron un fusil no vuelvan al monte, es la de enlistar en la Fuerza Pública a los desmovilizados de la guerrilla, pero no armados, bajo ninguna circunstancia, como lo supone la figura del gendarme. Los desmovilizados podrían realizar labores de intendencia, proveyendo el abastecimiento de la tropa y la distribución en los campamentos; incluso, podrían realizar labores de vigilancia e información, bajo la supervisión de un oficial del ejército o la policía.

Si se hubiese aplicado esa fórmula con los desmovilizados de las autodefensas, hoy día la violencia en las ciudades sería mucho menos grave. Contrario a ello, se les mandó a un mundo que desconocían, en el que no había oportunidades, porque nadie quería darle trabajo a un exparaco, y no les quedó otra alternativa distinta que volver a hacer lo que sabían hacer: delinquir. En el abandono y la desidia del Estado, las bandas criminales encontraron el caldo de cultivo perfecto, para reclutar a miles de desmovilizados.

Lo ideal sería que existieran políticas de Estado contundentes, para combatir los problemas estructurales que han dado origen a las distintas formas de violencia, que por tantos años han azotado a este pobre país. Mientras no acabemos con la corrupción, la desigualdad y la exclusión, siempre habrá alguien sin oportunidades dispuesto a empuñar un arma. En vez de atacar la causa real de la enfermedad, hemos preferido por años disimularla aplicando aspirina. No justifico para nada a los violentos; solo creo que, en una Nación con oportunidades para todos, es difícil que la guerra, encuentre tierra fértil.

La ñapa I: Tenemos Miss Universo, Paulina Vega; tenemos a Shakira y Carlos Vives, a Sofía Vergara, al Pibe y el legado maravilloso de Gabito. ¡Que viva el Caribe!

La ñapa II: Justo es reconocer el valor civil, del expresidente Andrés Pastrana. No es un asunto de poca monta defender la democracia, cuando la tiranía amenaza. 

La ñapa III: ¡Qué infamia la que comete la justicia con el exsenador Julio Manzur! Desconozco si es culpable o inocente de lo que se le acusa, pero no tiene presentación someterlo a 8 años de investigación preliminar, para luego capturarlo con fines de indagatoria y encarcelarlo en un calabozo. Toda mi solidaridad para con él y su familia. 

La ñapa IV: Volvió el robo de ganado al departamento de Córdoba: días muy oscuros se avecinan.

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