El país en pleno es testigo de las “travesuras” del incomprendido “Alejandrito”. Atrás quedó la imagen de niño bueno que quiso vender: el velo ha caído para mostrarnos que, bajo esa apariencia inofensiva y esa cara de tonto, se esconde un ser lleno de maldad, corrupto como el que más y ávido de poder, para alimentar su vanidad, llenar sus bolsillos y perseguir a todo aquel que ose desafiarlo.
No le ha servido de nada al gobernador de Córdoba todo el dinero público despilfarrado en pauta publicitaria; ya no engaña a nadie, pues sus fines no son altruistas ni en pro de la comunidad, sino personales y punto.
En su defensa, los esbirros que lo secundan en sus múltiples crímenes esgrimen que Lyons no es el único que roba y que, además, otros gobernadores y alcaldes hicieron lo mismo en el pasado. ¡Vaya argumento! La crisis moral en Córdoba es tan aguda que se ha llegado al punto de considerar que, si muchas personas hacen algo malo y eso genera dividendos económicos, debe ser admitido socialmente, como en efecto ocurre.
La lista es grande: el robo de los hospitales, los contratos esquilmados, las vías terciarias inconclusas, los “elefantes blancos”, los viáticos exagerados y el asunto de la oficina de regalías (esto último, quizá lo más grave, debido a que dicho robispisio condujo al asesinato de Jairo Zapa), entre muchas otras fechorías que no puedo enumerar por falta de espacio.
Como si lo anterior fuera poca cosa, ‘el Terrible vuelve a retar a los órganos de control y a la institucionalidad, participando de manera descarada y cínica en política (ya lo había hecho con su prima Sara Piedrahita, a quien eligió como Representante a la Cámara, utilizando la administración departamental). Esta vez Lyons fue más allá de lo imaginable: tan pronto la coalición de los senadores Bernardo Elías y Musa Besaile ungió y proclamó como candidato a la gobernación, al hermano de este último, Edwin Besaile, Lyons echó del gabinete a los distintos secretarios que representaban a Elías y Besaile.
La noticia quedó registrada en todos los medios locales. La razón de la ruptura política: ‘el Terrible’ tiene candidato propio; necesita de alguien cercano que le garantice impunidad, un títere que no denuncie los horrores que va a encontrar. Ese servil es un tal Carlos Gómez.
¡Qué horror! Por un lado, Musa Besaile designa a su hermano como candidato, como si se tratara de una monarquía, y, por el otro, Lyons, al mejor estilo del emperador Calígula, quien nombró Cónsul de Bitinia a su caballo Incitatus, pretende coronar a Gómez, que, para los efectos, es un perro (le pido perdón a los perros por la comparación). Ni Edwin Besaile, ni Carlos Gómez están capacitados para ese cargo, y, lo peor, representan los intereses de unos cuantos, en detrimento de lo que le conviene a todo un pueblo. ¡Qué tragedia la de los cordobeses tener que elegir entre el cáncer y el sida!
En la Fiscalía, la Procuraduría y la Contraloría avanzan las investigaciones contra ‘el Terrible’, quien no ha escatimado esfuerzos, dinero y contactos, para zafarse de sus responsabilidades, cosa que le será imposible, porque el prontuario es tan extenso y siniestro que, más pronto que tarde, Lyons caerá y, con él, todos sus cómplices.
La ñapa I: Bienvenidos el comando anticorrupción que anunció el presidente, las adopciones de parejas del mismo sexo y el cese bilateral de hostilidades.
La ñapa II: A pesar de la censura de ‘el Terrible’, el programa radial “El pulso del tiempo” salió al ruedo. Buen viento y buena mar.
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