En esta tendencia conceptual, la tecnología está llamada a contribuir, y a través de la innovación, lograr mayor eficiencia en los procesos productivos, siendo amigables con la naturaleza. Los avances tecnológicos buscan el bajo costo y las altas tasas de retorno en la producción. Lo que se debe entender es que no se necesita perder el concepto de “negocio”, para ser responsable con el entorno. Sin embargo, es esencial lograr cambios significativos en el uso eficiente de los recursos y promover la aplicación de buenas prácticas y de conocimientos ya existentes, para minimizar los impactos medioambientales.
El sistema de producción actual e imperante en la mayoría de los países, se fundamenta en la extracción, fabricación, utilización y eliminación. Un sistema lineal que aún cuando ha logrado abaratar los costos de producción, al añadir poco valor agregado, también permite convertir en desechable la mayoría de los productos y, con ello, incrementar la producción de desperdicios y, al final de todo, la pérdida de valor. Este sistema lineal nada prevé en torno a la producción de basuras y, como vemos en nuestro país, cada día son menos los sitios para disponerlas. Los productos modernos tienen un vida útil corta, la posibilidad de su reparación no esta disponible o se considera poco rentable, lo que ha venido incrementando las basuras sin control. También las tendencias de la moda incentivan la eliminación de artículos de consumo, como resultado de este modelo.
Sin embargo, eso empieza a cambiar. Las empresas competitivas a futuro serán las que tengan ciclos productivos con externalidades negativas mínimas, quienes en vez de generar basuras, las utilicen para regresarlas al ciclo y producir más y mejor. Ya hay un gran movimiento a nivel mundial y el Centro para la Sostenibilidad Industrial, de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido, contribuye de manera decidida a cambiar el estado de las cosas. Ello implica un cambio de cultura, de forma de pensar y la unión de esfuerzos entre académicos, industriales, diseñadores de políticas públicas, autoridades y consumidores, para darle un nuevo alcance a la Sostenibilidad. La que han denominado “nueva Revolución Industrial”, se concibe como la respuesta para dejar de perder grandes sumas de dinero, y afectar de manera grave el entorno natural. No se trata de satanizar las industrias, sino de llevarlas a otro nivel, donde a partir de un mejor entendimiento de lo que hacen, y como lo hacen, se logre mejorarlas a fin de que dejen de causar efectos negativos sobre el medio ambiente.
Esta revolución supone que los sistemas de producción deben cambiar, obtener mayor eficiencia y progresar en aprender por qué unos pueden hacer mejor algunas cosas que otros, compartir y colaborar con los demás, no producir basuras o desperdicios, y entender lo que realmente significa valor. Las empresas inteligentes empezarán desde ya a acomodarse a ese nuevo modelo productivo circular, donde se tendrán residuos cero o cercanos a cero, porque todo regresará al sistema productivo. Cambiará la lógica de la producción a escala, y se harán buenos productos para los consumidores, pero sin botar recursos por la chimenea o el desagüe.
Como país debemos mejorar la comprensión de los impactos de nuestra industria, diseñar un programa de investigación y educación para la solución de problemas, y explorar nuevos modelos para que Colombia logre un nuevo sistema industrial.
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