Colombia sigue en su aventura de volcarse hacia los mercados más jugosos del mundo. Su afán de diversificar sus acuerdos comerciales y fortalecer su economía ahora lo tienen con la vista puesta en la Alianza del Pacífico, un mercado de más de 2.500 millones de habitantes a los que podría llegar y para el que tendrá que prepararse si de verdad quiere ingresar a las grandes ligas del comercio mundial.
El mencionado acuerdo proyectaría al país en nuevos y numerosos mercados, que hoy se vislumbran como el mejor escenario para nuestros exportadores una vez se afiancen los acuerdos para entrar a hacer parte del grupo de países que como Chile, México y Perú ya nos llevan un buen trecho en esos mercados.
Si bien Colombia ha venido abriendo puertas con otros mercados como el de la Unión Europea, y desde el punto ideológico y geoestratégico, resulta conveniente preparar el terreno en Asia Pacífico, donde los grandes compradores se interesan en las exportaciones de petróleo, carbón y en menor escala los productos agrícolas, todavía desconocemos si estamos preparados para hacerle frente a los desafíos que ofrecen las economías de países como Malasia, Australia, China y Rusia por nombrar apenas unos pocos.
Para ninguna economía es despreciable el poder hacer parte del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) y menos si tomamos en cuenta que los 21 países que la conforman mueven el 46 % del comercio global, lo que hace entendible la importancia de la aprobación del Acuerdo Marco y la firma del mismo hace unas semanas en la ciudad de Calí, entre Colombia, México, Chile y Perú, para poder actuar como bloque en temas de inversión, comercio y favorecer plenamente la libertad para la circulación de personas y el flujo de productos con esas naciones.
Sin embargo en el caso de Colombia, vamos a tener que mirar como nuestros productores van a alcanzar la competitividad, pues la agenda interna que en su momento se buscó para hacerle frente al TLC con los Estados Unidos prácticamente se quedó a medio camino y los problemas logísticos y de infraestructura siguen siendo una de nuestras mayores debilidades.
Si bien el país debe avanzar en su agenda comercial para ser más competitivos frente a nuestros competidores, debemos avanzar en temas como la innovación en ciencia y tecnología y seguir fortaleciendo la infraestructura y sobre todo, no seguir creyendo que para competir, solo lo podemos hacer con productos terminados, cuando ya el comercio mundial conoce de lleno que por lo menos entre un 30% y un 40 % de los productos manufacturados en el mundo tienen un contenido internacional.
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