No ha finalizado el torneo colombiano y durante todo este semestre se han despedido a 14 técnicos, todos por bajo rendimiento. Al final el resultado, es el que manda; poco sirve jugar bonito o promocionar jóvenes, si no se gana, el técnico es el primero en salir. Es más fácil y cuesta mucho menos despedir a uno que a 25. Además el reglamento Fifa protege a los jugadores.
El primero que se va de un equipo será el Director Técnico. Doloroso, injusto o lo que se quiera pero así es este deporte. Mucha literatura se ha escrito sobre el tema y son pocos, que yo sepa solo el legendario Arsène Wenger, los directores técnicos del fútbol actual que se mantienen más de tres años en su cargo sin ganar nada.
Lo que nunca he entendido es la malísima elaboración de contratos de trabajo para los directores técnicos. Minutas, que replican, copian y pegan en los clubes sin detenerse a planear los compromisos de las partes y las consecuencias de los escasos resultados o los premios si logran títulos.
Los contratos de trabajo de los jugadores profesionales deben ser a término fijo, desde hace mucho tiempo Fifa ha dicho que estos solo pueden terminar por vencimiento del término o por mutuo acuerdo, pues el jugador debe tener claro cuándo termina su relación con su club empleador para no quedar al arbitrio de este. Esta ventaja para el jugador tiene una contraprestación complicada o al menos onerosa para el club empleador y es la indemnización por terminación sin justa causa; un contrato largo a término fijo implica una indemnización de muchos meses de salario.
Lo anterior lo ordena Fifa para los jugadores, pero para los técnicos no dice nada. ¿Qué sentido tiene un contrato a término fijo a tres años para una persona con un salario muy alto que seguramente no durará más de nueve meses en el cargo? De acuerdo con esta suma habría que pagarle algo así como 27 meses de salario como indemnización. Esta la razón por la cual muchos técnicos se aferran a su puesto aún en los peores momentos de su equipo. Saben que la indemnización será enorme y que el club no tendrá más remedio que cancelarla.
Hay soluciones económicamente viables para los clubes; contratos cortos que son poco atractivos para el candidato a técnico que seguramente creerá que puede mejorar, a mediano plazo, la posición del club. No es usual que un técnico firme un contrato, digamos, a cuatro meses. De todas maneras siempre ha habido técnicos “bomberos” que saben que su trabajo durará lo que resta de campeonato, que en Colombia máximo serían cinco meses.
Otra posibilidad es un contrato a término indefinido, las indemnizaciones son mucho más bajas y son más flexibles. Esta modalidad de contrato permite un mejor manejo de remuneración por objetivos y si el director técnico tiene tanta confianza en su trabajo, podrá pactar bonos importantes por logros obtenidos, títulos, partidos ganados, participación en torneos internacionales o, para los equipos con problemas, simplemente salvar la categoría.
Negociar y redactar los contratos con los directores técnicos es una labor complicada que requiere conocimiento laboral y deportivo que equilibre los intereses y beneficie a ambas partes y que a su vez, proteja al club de indemnizaciones desproporcionadas y remunere bien a los buenos entrenadores.
En estos momentos se empiezan a negociar y elaborar contratos en muchos clubes, sería bueno que frente a técnicos y jugadores haya expertos en derecho deportivo y laboral diseñando y planeando contratos adecuados para ambas partes.
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