Una semana de juegos olímpicos y nos estamos volviendo a acostumbrar a lo que era habitual hasta los juegos de Pekín, una medalla de bronce y tres o cuatro diplomas. Volvimos al lugar que tuvimos cuando nadie entendía ni le interesaba el deporte. Hasta ahora alguna emoción en boxeo, algo de gimnasia y poco más. Esperar a que Mariana Pajón haga el milagro.
Dijo hace unos días el señor Petro en su enésimo viaje que “el deporte olímpico es un deporte no pago y no profesional, por lo que los deportistas lo hacen por las ganas y porque aman lo que hacen”. Ese cuentico de que el deporte se hace por las ganas de hacerlo puede llegar hasta el colegio; en la universidad muchas veces se compite para evitar materias o para sacar créditos. De ahí en adelante el deporte de alta competencia cuesta y se intenta vivir del deporte.
Nadie va a los olímpicos únicamente porque ama lo que hace. Allá se va a ganar o al menos a intentarlo y ganar cuesta. El deporte más barato, correr, implica al menos un par de tenis que aguanten y que sirvan para esto y esos tenis cuestan. Nada más recreativo que la media maratón de Bogotá y para participar, por puro gusto hay que pagar más de cien mil pesos y eso que las calles son de todos.
Ese cuento del señor “P” es el que ha desarrollado su gobierno frente al deporte, el ministerio del deporte es una entidad olvidada que se le entrega a alguna persona diversa, para que, básicamente no haga nada o mejor se dedique a joder al fútbol. Todo lo que tiene que ver con el deporte para este gobierno es menor, no importa, salvo viajar a Paris que eso si les gusta.
En los juegos de Río de Janeiro y de Londres, donde se lograron medallas doradas, estaban en el ministerio del deporte personas que sabían y les interesaba el deporte. Los recursos se destinaron a preparar deportistas que lograron sus objetivos en esos juegos. Lo lograron por sus capacidades y habilidades y tan importante como lo anterior, porque fueron apoyados ECONÓMICAMENTE por el ministerio.
En la actualidad el deporte en Colombia es marginal, no se organizan competencias, se dejan caer los escenarios y se olvidan de los deportistas, parece que para el ministerio solo existe el fútbol básicamente para intentar que desaparezca.
3 ministras han pasado por el ministerio con mucha mas pena que gloria, con susto, o con avidez, pero nunca con la intención de mejorar la actividad de su cartera. Seguramente estará la ministra en Paris y se emocionará cuando un deportista colombiano haga su mejor esfuerzo y quede de séptimo y el señor “P” dirá que es su logro para la paz.
Para ganar hay que tener los mejores uniformes, buenos entrenadores, alimentación adecuada, equipamiento de calidad y muchas otras cosas que cuestan, que así se tenga amor por el deporte son necesarias para mejorar. El ministerio ha hecho poco, ni en la base, ni en alta competencia. Da dolor ver como lugares como el complejo deportivo del Salitre en Bogotá se cae a pedazos por la desidia de las alcaldías como la de la señora López.
Me llama la atención la obsesión de los politicuchos por el fútbol, se ponen la camiseta de la selección para cualquier evento se comparan con los jugadores y se olvidan de muchísimos deportistas que entrenan, compiten e intentan ganar a pesar de esos políticos.
Razón tiene Juan Pablo Montoya, acá los deportistas hacen deporte por ellos, porque quieren ganar porque intentan vivir de esa actividad y porque ahora, más que nunca, el estado o si se quiere, la patria, no los apoyó.
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