No es el primero ni será el último, Juan Manuel Izquierdo Viana, un jugador de futbol de apenas 27 años murió hace unos días a causa de una arritmia cardíaca no detectada. El jugador se desplomó en un partido de la copa libertadores que se jugaba en el estadio Morumbí entre Nacional de Uruguay y el club brasilero Sao Paulo. Al minuto 83 el jugador cayó desplomado y desde ese momento no se recuperó.
Como siempre las manifestaciones, legítimas o no de dolor aparecen, se decretan días de luto, se llora, se suspende el campeonato y otras tantas manifestaciones tardías e inocuas, al menos para el resto de los jugadores. No se investiga y mucho menos se analiza la situación puntual.
La salud de los jugadores de fútbol no es un tema trascendental que Fifa, las confederaciones y las federaciones tenga en cuenta. Cada vez se organizan más partidos, más viajes, entrenamientos mucho más rigurosos y el dinero sigue rodando. Desde el año 2000 muchos jugadores han muerto por casos similares. Hildan, Foé, Feher, Serghinho, Puerta, Jarque, O’Donnell, Morosini, Clavijo, Sanabria, Barra, Gomez y muchos otros murieron luego de jugar un partido, de celebrar un gol o en la misma cancha si que se lograra hacer algo.
Wada, que se supone debe velar por la salud de los deportistas tampoco hace nada, lo que le interesa esta organización es indicar que se sanciona deportistas y que se lucha contra el dopaje, gran mentira cuando vemos como tenistas con dinero, nadadores con apoyo de su federación o ciclistas importantes eluden cualquier sanción mediante el pago de sumas importantes o simplemente diciendo que no hubo intención.
Personalmente me enfrenté a un caso de un jugador de fútbol que tuvo una situación similar a muchos de los que se murieron. En medio de un entrenamiento el grandísimo jugador Christian Marrugo tuvo una crisis cardíaca que fue manejada adecuadamente por el médico del Deportes Tolima mediante la utilización de un diurético.
Los diuréticos, para las autoridades del dopaje son sustancias que solo sirven para ocultar la ingesta de sustancias prohibidas. Se dice que borran y que cualquier deportista con un diurético en la sangre es culpable, si, por sospecha, de haberse dopado.
En el caso de Marrugo aprendí que los diuréticos sirven igualmente para tratar problemas de tensión arterial. Marrugo fue acusado de doparse y casi se gana dos años de suspensión, pues se le suministró hidroclorotiazida, un diurético para controlar una crisis que había sufrido en un entrenamiento a altísimas temperaturas en Ibagué.
Lo que pretende Wada y las autoridades al dopaje, para estos casos, es que antes de suministrar el diurético se solicite una excepción de uso terapéutico que para conseguirla se puede tardar más de un mes. Al medico del club, en el caso de Marrugo, le preguntaron, no sé si de manera ingenua, por qué le había suministrado esa sustancia al deportista.
En dopaje hidroclorotiazida es igual a trampa, en otras disciplinas mucho más estructuradas y ilógicas esta sustancia sirve para salvar la vida de un paciente.
Es mucho más fácil seguir con estas teorías, mucho más cómodo para las organizadoras y reguladoras del deporte llenar de dinero a clubes y dirigentes que hacer estudios serios y monitorear a los deportistas sobrecargados de partidos.
La salud de los deportistas no ha sido una preocupación ni de las federaciones ni de Wada, el deporte como espectáculo es la actividad que les entrega miles de millones de dólares y pretender acortar o hacer mas humano el calendario de la mayoría de los deportes es impensable. Sin ir más lejos, la semana pasada se presentó el nuevo sistema de Champions League con más partidos para mejorar los ingresos televisivos. El mundial también se amplió a una cantidad absurda de partidos, en los que muchos jugadores tendrán que recorrer distancias descomunales entre partido y partido.
Como siempre las ligas americanas están delante del resto de los deportes. La NFL, ha venido mejorando la seguridad de los jugadores aún en detrimento del espectáculo, jugadas de gran peligrosidad y espectacularidad se han prohibido para hacer más seguro este deporte. Esto se logra gracias a que el sindicato de jugadores participa activamente en toda la organización de los campeonatos y por lo tanto tiene una voz autorizada para defender a los jugadores frente al interés desmedido de dinero de los dirigentes.
A este ritmo vendrán mas jugadores con mala suerte que generarán llanto y dolor sin que quien pueda investigue y que serán un número más que engorde las estadísticas dolorosas.
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