En el deporte, la salud es quizás una de las principales preocupaciones para el desarrollo de las habilidades de los atletas y jugadores; no solo la física sino la salud mental es fundamental para alcanzar metas. La psicología de deporte ha sido sin duda un excelente aliado en grandísimas gestas en las que, estando todo perdido, por fuerza de la mente y la convicción, se logró ser mas rápido, ir más lejos y ser mas fuerte. ¿acaso se trató de un mal entendimiento de la salud mental?
En estos momentos grandes figuras como Simone Biles, Naomi Osaka y Michael Phelps develan los momentos difíciles de ansiedad, depresión e incluso trastornos ya superados o que intentan superar. Tengo en la cabeza bastantes personas que en su momento dijeron NO MÁS. Me acuerdo de la pelea de dos grandísimos boxeadores, Roberto “Mano de Piedra” Durán y Sugar Ray Leonard; en pleno combate, el panameño gritó NO MÁS y se retiró. Hasta documentales se hicieron de Duran, tildándolo de cobarde. En el fútbol uno de mis ídolos de adolescencia Pedro Alberto Vivalda y más recientemente el arquero Robert Enke se suicidaron. Hace poco, leí que, en menos de un semestre, tres jugadores uruguayos también pusieron fin a sus vidas.
Todos creemos y por supuesto me incluyo de primero, que hacer lo que a uno le gusta, correr, jugar al fútbol o montar en una bicicleta, que le paguen por hacerlo, algunas veces cantidades enormes es suficiente para ser feliz. La realidad es bien distinta; estamos reconociendo que lo que antes era calificado de debilidad, cobardía o algo peor, se trata de la salud mental y no puede ser tomada a la ligera.
En los olímpicos 2020 hemos visto que el peso que deben soportar los deportistas es cada vez mayor. En algunos países como Colombia ganar no es la gloria, es la esperanza de una operación para un ser querido, una casa o algún dinero para salir de la miseria. Otros deportistas nacidos en países económicamente mas poderosos deben soportar la presión de ganar a como dé lugar, por el júbilo de la victoria. Países donde el triunfo deportivo hace parte de una política de estado para mostrar una vitrina amable.
Algunos deportistas soportan mejor que otros la tensión, al igual que fuera del deporte los seres humanos manejamos de manera diferente la frustración, la tristeza o la presión. No son mejores ni peores, ocurre lo mismo con las lesiones, algunos se lesionan permanentemente y otros con un poco de agua continúan practicando el deporte.
A este escenario en el que cuestionamos la fuerza mental de los que creemos súper hombres y mujeres, hay que sumarle la desastrosa interacción de las redes sociales, omnipresentes en la vida cotidiana, que le dan licencia a cualquiera para criticar e insultar impunemente a los atletas y jugadores.
Es el momento para revisar desde los reglamentos de las organizaciones deportivas el cuidado de la salud mental. Así como se busca con la prevención del dopaje el cuidado de la salud física y a través de los principios del deporte la inclusión y el rechazo al racismo y otras formas de discriminación, es importante darle una dimensión humana a la práctica del deporte.
Iniciemos una era diferente del deporte en el que el objetivo no sea el cultivo de super humanos, sino la verdadera dimensión de los atletas y jugadores como personas que escogieron superarse día a día para ser mejores entre los mejores, sin que la presión de los estados, las organizaciones y la sociedad los anule, los reduzca al triunfo o al fracaso o los lleve incluso a la muerte.
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