El coronavirus, la cuarentena, la suspensión de los campeonatos y de los Juegos Olímpicos nos cogió absolutamente desprevenidos, ni el más pesimista podía haber imaginado lo que estamos viviendo. Pero no es hora de quejarme, en realidad la he pasado bien y he pensado bastante en varios temas jurídicos deportivos, van algunos:
¿Qué va a pasar con los contratos de trabajo de los futbolistas profesionales? La respuesta es como digo en el título de esta columna, no tengo idea, no porque no pueda prever sino porque primero debemos esperar a que las autoridades organizadoras de los campeonatos decidan. Muchos contratos de trabajo, acá en Colombia y en varios sitios del mundo terminan a mitad de año y seguramente los campeonatos terminarán luego; ¿podrán jugar aquellos futbolistas cuyo contrato haya vencido? La respuesta tiene varias aristas;
¿podrán jugar sin contrato de trabajo? No creo. La salud y los riesgos laborales no estarían cubiertos, los jugadores quedarían desprotegidos y los clubes asumirían unas obligaciones importantes, por lo que no creo que se arriesguen a semejante eventualidad.
Por lo anterior, habría que renovar el contrato; ¿se puede renovar por poco tiempo, digamos, un mes, mientras termina el campeonato? Tampoco lo tengo claro. Sin saber que va a pasar con los campeonatos no habrá una solución adecuada.
Personalmente, creo que se deberían intentar terminar los campeonatos y jugarlos en su integridad. De no hacerlo, los problemas posteriores serán mayores, ascensos, descensos clasificación a torneos internacionales, el problema es ¿cómo? Por sentido común, algunas convenciones colectivas y reglamentos de los partidos se deben jugar con ciertos periodos de descanso que por las circunstancias actuales no se respetarían. ¿Los sistemas de seguridad social cubrirían lesiones cuando se están asumiendo riesgos enormes? ¿Partidos cada dos días como en el colegio?
Muchos jugadores están pensando en mandar cartas de no renovación y frente a eso ¿qué deben hacer los clubes? Estas cartas son ofensivas para la mayoría de los empleadores. ¿Las aceptan? No pagar o pagar menos es una opción, frente a esta situación el trabajador puede optar en terminar el contrato, en teoría para ayudar al empleador e irse a buscar futuro en otro lado.
Las circunstancias exigen medidas meditadas y prensadas, decir que no le pago el salario al jugador es válido, esperar que el jugador se quede con los brazos cruzados es iluso. Los equipos deben pensar que sus jugadores trabajadores no son trabajadores común y corrientes y una decisión empresarial debe tener en cuenta esta situación.
Como se ha dicho hasta la saciedad en estas columnas, el derecho laboral del fútbol profesional es totalmente opuesto al otro, en la actualidad todos los empleadores esperan que sus trabajadores renuncien y dejar de pagar, en el fútbol no se si sea tan claro.
El fútbol en especial y el deporte en general nunca ha previsto una situación sin ellos, asesinaron a atletas israelíes en Múnich y los juegos no pararon, se murieron muchísimos italianos en Heysel y el partido se jugó, tumbaron las torres gemelas en New York y el deporte paró apenas ocho días. Nunca ocurrió lo que en estos momentos estamos viviendo y nadie saber ciencia cierta qué hacer. Lo único claro es que el próximo semestre será de deporte día a día. Esperemos que pasa y ya lo comentaré. Descansen y no salgan.
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