Durante todo el año en nuestro destartalado fútbol colombiano han aparecido medidas disciplinarias increíbles muchas veces ajustadas a reglamento, pero abiertamente absurdas, sanciones a un equipo por comportamiento de las barras del otro equipo, asuntos matemáticos fácilmente evitables con una palabra y muchas otras situaciones que le restan credibilidad a la competencia.
Lo primero que hay que decir es que el desconocimiento de las normas de todos los participantes en el campeonato es importante; una premisa fundamental y principio general del derecho es que la ignorancia de la ley no es excusa para su incumplimiento, salir a decir que el partido se gana solo en la cancha es una estupidez; el caso de Deportivo Independiente Medellín en Tunja fue claro. Los reglamentos están para cumplirse. Ocurre que durante mucho tiempo se ignoraron las normas y al momento de aplicarlas alguna parte se incomoda cuando se le aplica.
Empezando por las reglas de juego, son pocas las personas que leen, analizan y conocen los reglamentos; este conocimiento es fundamental para entender qué se puede hacer y que no. Ya se ha visto que ni siquiera las reglas de juego son perfectamente conocidas lo que le ofrece cierta ventaja a quienes si saben.
Ignoro como se modifican las normas hoy en día en la Federación y en la Dimayor pero me temo que o es de manera clandestina o simplemente se ignora por la mayoría de quienes deberían conocerla.
Otra situación es la poca claridad con la que se redactan los reglamentos, en temas de promedio, por ejemplo, se habla de aproximar a tres decimales situación que genera discusiones; distinto sería decir el equipo con MENOR promedio desciende, que importa si es en el cuarto o en el vigésimo decimal, hay un número menor que otro. Es no es matemática avanzada, más bien sentido común que evita interpretación.
Ya lo he dicho en varias columnas lo que opinan en el Tribunal Arbitral del Deporte sobre nuestros reglamentos; eso no ha sido suficiente para que en la Federación Colombiana de Fútbol le metan mano a estos documentos, debe ser que quien manda se siente tranquilo con estos textos farragosos y muchas veces desconocidos.
El fútbol evoluciona de manera rápida, Fifa lo entiende así y permanentemente modifica y publica nuevos documentos, algunos explican, otras veces solicita comentarios y opiniones al público en general. Se invita a las personas interesadas (stakeholders) a participar en el análisis de los reglamentos en el entendido de que es mucho mejor contar con esas opiniones que ignorar a aquellas personas que participan en asuntos relacionados con este deporte. Los reglamentos son publicados y se invita a las personas a leerlos y conocerlos. Distinto es acá donde nadie sabe cuándo, cómo y qué se modificó en alguna norma. Los propios interesados se sorprenden de las normas pues o no leen o ni siquiera han tenido la oportunidad de hacerlo.
Es el momento de revisar muchas normas del fútbol colombiano, cada vez aparecen más problemas y cada uno acusa al de al lado de lo absurdo de las decisiones tomadas con reglamentos igualmente absurdos. No tiene sentido seguir con reglamentos incomprensibles y anacrónicos, no sería una mala idea borrón y cuenta nueva y para el próximo año tener buenos reglamentos que ayuden en algo a este muy pobre torneo. Que gane el que mejor juega y no el que tiene mejor tino jurídico o el que consigue puntos en el escritorio, que, repito se logran por lo malo de los reglamentos y no de los equipos.
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