En la esfera de la industria legal, el debate sobre la transformación es constante. Se nos presenta una
dicotomía: ¿aferrarnos a las prácticas tradicionales arraigadas en el ejercicio del derecho moderno o abrazar con fervor el impulso de la innovación comprendido en el New Law?
La identidad de una firma suele comprenderse a partir de aquellos a los que busca o evita asemejarse. En otras palabras, las firmas emulan o se contraponen a lo que supuestamente significa ser una firma tradicional o una firma innovadora. Al encasillarse en una o en otra, adoptan prácticas que a la larga las hace indistinguibles entre sí o las define sólo con base en unas reglas de juego ajenas.
Esta dicotomía resulta limitante y dogmática; sin embargo, existe un tercer camino: la reflexión individual de cada firma sobre el porqué de su modelo de negocio y sus prácticas. Por ejemplo, un choque recurrente entre lo tradicional y lo innovador es la facturación a los clientes. Existen excelentes argumentos sobre por qué facturar o no por horas, y una decisión que determina si el camino de una firma será tradicional o innovador. Sin embargo, no hay una respuesta correcta que aplique a todas las firmas por igual. Y la decisión tampoco debería tomarse buscando reafirmar qué tipo de firma se es. Por el contrario, la decisión debería partir de un análisis que determine si el modelo de negocio es beneficioso o no para la firma, en vez de adoptarlo o no por inercia o por imitar lo que hacen los demás.
Es responsabilidad de cada firma encontrar su propia identidad reflexionando constantemente sobre
qué aspectos del derecho tradicional son prescindibles y qué es lo deseable del New Law. La rigidez
excesiva o el cambio irreflexivo deben evitarse. En cambio, es más provechoso enfocarse en incentivar la diversidad de enfoques en la industria legal. No todos los despachos o profesionales legales deben seguir el mismo camino ni abrazar la transformación de la misma manera. La singularidad de cada firma y cada profesional enriquece el tejido del derecho y ayuda a que cada persona, ya sea abogado o cliente, tome una mejor decisión sobre lo que quiere contratar o construir.
La transformación en la industria legal debe ser consciente y deliberada. Se queda corto, adoptar
etiquetas como "firma New Law" o proclamar una actitud innovadora, cuando realmente no se ha
reflexionar sobre las prácticas propias. De la misma manera, el New Law debería no convertirse en un
compendio de metodologías y reglas fijas que excluya a quien no las siga al pie de la letra, sino entenderse como una serie de principios flexibles.
En últimas, el objetivo debe ser lograr que la tradición y la innovación coexistan, enriqueciéndose
mutuamente y proporcionando un terreno fértil para el crecimiento de la industria legal y la oferta de
servicios legales para todo tipo de clientes.
*Daniel Rosales, Cofundador y socio de Legal Bros
¿Quiere publicar su edicto en línea?
Contáctenos vía WhatsApp