Con la arrasadora victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos se esperan cambios drásticos y de fondo en las políticas de competencia de ese país.
Lina Khan, la actual comisionada de la Federal Trade Commission (FTC), autoridad de competencia de los Estados Unidos, se ha ganado la animadversión de los republicanos por los cambios radicales que ha intentado introducir a la aplicación de las normas antimonopolio y al régimen de concentraciones empresariales.
Tanto así que, el Comité de la Cámara de Representantes para el Poder Judicial, liderado por el partido republicano, la ha acusado de usar a la Comisión como una herramienta política para los demócratas y de utilizar su poder para cumplir ideales de izquierda.
Estos reproches obedecen a la mano dura que ha tenido la FTC respecto de ciertas integraciones empresariales y de investigaciones contra compañías Big Tech y del sector farmacéutico.
Entre las acciones adelantas por la FTC se puede mencionar la demanda impetrada, por esa autoridad, contra Amazon, por supuestamente monopolizar ilegalmente el mercado de comercio minorista electrónico y el intento de bloquear, sin éxito, la adquisición de la compañía de videojuegos Activison Blizzard por parte de Microsoft.
Iniciativas como las anteriores le han merecido a Khan todo tipo de reparos por parte de los republicanos como es el caso del congresista Darrell Issa quien la calificó de “bully”.
Sin embargo, expertos como Daniel Crane, profesor de derecho de la competencia de la Universidad de Michigan, encuentran estos ataques incomprensibles e inconsistentes, por cuanto según él, Khan está haciendo precisamente lo que los republicanos siempre han defendido, a saber: ejercer un mayor control sobre las Big Tech y sus conductas en el mercado.
Aunque se rumora que Trump ha nominado a Matt Gaetz como fiscal general, quien en 2021 jugó un papel clave en los debates para limitar el poder de las Big Techs, según CNN, se espera que Trump designe en la FTC a alguien más amigable con las grandes compañías. Habrá que ver cómo funcionará hacia el futuro este proceso dialectico y cuál será el futuro de los litigios instaurados por la Comisión durante el mandato de Khan.
De acuerdo con Jon Dubrow, abogado de la firma McDermott Will & Emery, uno de los cambios más drásticos que se avizoran, en la política de competencia, es la revocatoria de las directrices sobre integraciones empresariales expedidas en el 2023, que disponen un escrutinio mucho más riguroso de este tipo de operaciones cuyo objetivo es evitar la concentración en el mercado.
Otro posible cambio es la abolición de la prohibición, que hizo la FTC bajo el mandato de Khan, de las cláusulas de no competencia en las relaciones laborales.
Parece entonces que Trump abandonara los postulados neo-brandesianos que prohijó la administración Biden y que volverá a las premisas de la escuela de Chicago que aboga por una intervención reducida en el mercado y que tienen como punto central el bienestar del consumidor.
La excepción a lo anterior son las Big Tech, frente a las cuales el presidente Trump demostró su descontento, durante su campaña, por las prácticas de censura y la supuesta mala imagen que estas proyectaban de él.
William Kovacic, excomisionado de la FTC, señaló que la administración Biden no contó con tiempo suficiente para lograr un cambio estructural, pese al auge del enfoque neo-brandesiano desde 2020.
De acuerdo con Kovacic el verdadero camino hacia la mejora de las políticas es aprender de las experiencias pasadas y tener en cuenta de lo mejor de ellas para realizar ajustes.
Tomar lo bueno del trabajo del predecesor en vez de desecharlo sin más a riesgo de perder años de desarrollos y esfuerzos.
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