La crisis actual ha puesto de presente el rol social clave que desempeñan las empresas. De una parte, ha contribuido a resaltar la importancia fundamental de estas en la suerte de la sociedad. Es claro que sin empresas no hay futuro. Pero del otro lado, a la par de esa creciente relevancia del rol empresarial en el resurgimiento en la pospandemia, es el examen más detallado que los consumidores y la gente en general tenderán a hacer de su comportamiento respecto justamente el otro factor considerado clave en el manejo y solución de esta crisis: los trabajadores.
Señalaba en mi anterior columna –enfrentar exitosamente la pospandemia-, la importancia de un liderazgo empresarial en la gestión del talento humano, basado en la capacidad para entender las necesidades de los colaboradores, y en especial aquellas relacionadas con la adaptación a la nueva realidad laboral dada la tensión –a veces extrema-, a que los somete esta nueva realidad, que llevó a las empresas a entrar de lleno y diariamente en los hogares de muchos de sus trabajadores con todas las consecuencias que de ello se derivan.
El proceso de adaptación a la nueva realidad debe llevarse a cabo de la mano empresa-trabajadores, con todo el cuidado que ello representa en las actuales circunstancias, por cuanto existe el riesgo para la empresa de verse avocada a atender exigencias que en algunos eventos podrían desbordar su rol, dado que parecen legítimas justamente en aras de esa nueva realidad, pero respecto de las cuales resulta vital para la sostenibilidad de las compañías encontrar el equilibrio entre las nuevas necesidades de los colaboradores y el rol corporativo.
Así por ejemplo, el reto de abordar la nueva realidad con una mirada de género resulta no solo fundamental sino que demandará un esfuerzo mayor de parte de los líderes, para comprender las tensiones vividas al interior de algunos hogares en lo que a los roles femeninos se refiere, y que inciden en el cumplimiento de los trabajos por parte de las trabajadoras.
¿Qué pueden hacer los estándares de la Organización Internacional del Trabajo, OIT, respecto, por ejemplo, de aquellas empresas que se enfrentan a casos de teletrabajo en casa en los cuales recaen sobre las mujeres la mayoría sino todas las tareas propias del hogar?. En las actuales circunstancias es una situación con indudable impacto no solo en la productividad sino en la reputación laboral corporativa. Bueno, no obstante el hecho de no haber sido diseñados específicamente para esta época de covid, dichos estándares aportan elementos valiosos para diseñar herramientas apropiadas para entender y enfrentar exitosamente este tipo de retos, dado que han sido el producto de discusiones tripartitas (empresarios, gobiernos y trabajadores) del mundo entero.
Al elaborar una matriz de las diferentes situaciones posibles a ocurrir en un nuevo contexto como el actual, de los riesgos y retos que representan para la adecuada y acertada gestión del talento humano, nos damos cuenta de la importancia de encontrar apoyo en los estándares de la OIT para construir respuestas acordes con nuestros valores corporativos, y sintonizados con la percepción global que se espera de las compañías en este nuevo orden.
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