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OPINIÓN

¡No es coincidencia!

27 de abril de 2015

Canal de noticias de Asuntos Legales

Algunos han llegado a pensar que la reciente posición  de Álvaro Uribe ante las declaraciones de Santos, puede entenderse como un viraje del único partido de oposición, o como también algunos podrían leer que es simplemente una posición menos beligerante de parte de Uribe. 

A quienes así lo consideran hay que mencionarles o recordarles en primer orden que el sentido  de la posición de Santos en sus expresiones es la validación de las críticas constructivas acerca del proceso de paz que desde un comienzo de manera coherente y vertical expreso Uribe, pues fue el único en advertir las graves consecuencias de una negociación sin condiciones.

Un cese bilateral no es solo el freno de todo tipo de actividades militares a lo largo y ancho del país, por parte de las fuerzas militares, sino también es un claro hecho jurídico-político con graves consecuencias para todo el Estado, desde la clara omisión de protección de la población civil, o la omisión de la acción institucional ante amenazas claras y directas a la seguridad y defensa del Estado, asuntos estos que solo pueden catalogarse como la claudicación del Establecimiento como bien lo ha señalado Uribe, o como la posible situación en el que se equipararían a las fuerzas del orden con los terroristas de las Farc, esto aparte de ser una grave señal para las nuevas generaciones es una actitud complaciente con otros fenómenos criminales.

La perspectivas de buscar penas privativas de libertad para los autores de crímenes atroces es una demanda de toda la sociedad y de las víctimas de las Farc, asunto que solo logro interpretar desde un principio el máximo jefe de la oposición en Colombia, es decir Álvaro Uribe Vélez, quien nutrido de conceptos jurídicos y lógicos ha enfrentado desde el congreso a quienes buscan la inmunidad total a los máximos cabecillas de las Farc; luego de los más cruentos ataques como incinerar un soldado, el ataque en Ituango, la masacre a los soldados en el Cauca, por parte de esta organización terrorista en medio de los diálogos de La Habana. 

Ataques que dejan muy mal al jefe de Estado, pues es quien más ha defendido el modelo de “negociación”, y paradójicamente el actuar premeditado de las Farc, por ello de manera muy cautelosa y estudiada busca establecer algún tipo de conexión entre las demandas de la sociedad y de las víctimas de las Farc, en la clara necesidad de establecer referentes de punibilidad para las Farc y enviar mensajes de cero concesiones en pro de un cese bilateral; si esto es coherente no se está del todo mal, de lo contrario solo se podrá juzgar como un acto de bipolaridad o una jugada más para ganar una partida de un Estado de Opinión que clama cero impunidad.

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