En un anterior artículo, “El arte de la planeación patrimonial”, presenté la importancia de la planeación como un mecanismo para que una empresa pueda perdurar en el tiempo y conservar el “querer” de su fundador a través de varias generaciones, sugiriendo una estrategia única para “ese” empresario.
Ese vestido a la medida de ese empresario en particular, puede estar conformado por una combinación de múltiples herramientas, dependiendo qué riesgos se quiera cubrir o qué intereses proteger.
En una empresa familiar siempre se van a encontrar tres tipos de intereses involucrados, están los intereses de la familia como un grupo de personas vinculadas por un parentesco; están los intereses de los accionistas de la sociedad, en su calidad de empresario y propietarios de un patrimonio y están los trabajadores de esa empresa.
Cada uno de estos grupos pretende proteger un interés diferente, el familiar, en principio no tendría ningún interés económico, pero sí pueden propender porque las relaciones familiares no se vean afectadas por la empresa. Los riesgos que afrontarían podrían ser asuntos como matrimonios, divorcios, nacimientos, muertes o conflictos familiares. Las herramientas que buscaría en mi caja podrían ser capitulaciones matrimoniales para dejar por fuera de la sociedad conyugal, algunos bienes, como por ejemplo las acciones. Se podrían recurrir a la separación de bienes, cuyo efecto sería la disolución de la sociedad conyugal. También evaluar transferir la nuda propiedad y el usufructo de bienes, o por qué no, hacer una cesión de derechos herenciales.
Otra herramienta sería una partición patrimonial en vida, figura compleja pero con grandes perspectivas, o incluso la figura de una fiducia civil, que es una opción interesante, por sus ventajas tributarias, de costos y de protección frente a medidas cautelares. Este grupo de herramientas aplican también a los accionistas.
El grupo de los accionistas prefieren conservar el patrimonio y el valor de la empresa y un reparto de dividendos. Los riesgos de este grupo podrían ser cambios en la participación accionaria, diluciones, ventas de acciones, medidas cautelares sobre las acciones, embargos, remates o divorcios, llegando incluso a conflictos entre accionistas. Para proteger estos intereses sugerimos un blindaje dentro de los estatutos sociales como pacto de recompra de acciones, vetos, limitaciones a derechos de voto, derechos de preferencia o acuerdo de accionistas sugerimos también evaluar un esquema de gobierno corporativo que regule las relaciones entre los órganos de gobierno de la compañía, establecer políticas para que directivos, empleados y terceros cumplan con el marco normativo, con el origen de los recursos, prever vinculación con lavados de activos, terrorismo y narcotráfico.
El grupo de los trabajadores de la empresa busca que la empresa se consolide, crezca y se conserve como unidad generadora de empleo. Los riesgos de este grupo serían la continuidad de la empresa, preservar la unidad productiva y el empleo, incorporar nuevos directivos y conflictos al interior de la empresa.
Al final del día, todas estas herramientas se podrían armonizar bajo un protocolo de familia o cualquier otro acuerdo de similares características.
¿Como empresario qué debo hacer para que la empresa perdure? Pues sugiero ir a la caja de herramientas y buscar dentro de estos utensilios los que le puedan servir a su empresa, confeccione el vestido a su medida con un buen sastre.
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