El pasado martes la OIT publicó el estudio “Impacto de la covid-19 en las Mipymes colombianas” y quiero recoger en esta oportunidad algunas recomendaciones que hace el ente y algunas reflexiones sobre ellas.
Parece de bulto, pero no lo es, que la primera sugerencia que emite el estudio es la necesidad de acelerar, la apertura de todos los sectores de la economía observando medidas de bioseguridad, pero generando condiciones “para que la iniciativa privada pueda operar con la menor cantidad de restricciones”. Y es que las restricciones no son solo las de movilidad, aforo y confinamiento, también son las de acceso al crédito y liquidez; asunto que desde hace ya tiempo orbita las urgencias de los pequeños y medianos empresarios que carecen de caja suficiente para solventar sus obligaciones y de paso, reactivarse “saludablemente” y con oxígeno suficiente para sustentar las fuentes de empleo que aún existen. También se recomienda la flexibilización de las deudas con el sector financiero y de manera lapidaria, a mi juicio concluyen: “…se debe avanzar hacia una reestructuración de créditos que se ajusten al contexto” ¿Será que el sector financiero si se está poniendo en contexto o, sólo está mirando el contexto como oportunidad?
De otra parte destacan los autores cómo la mayor afectación económica en MiPymes colombianas se da en los servicios, pero la mayor pérdida de empleo se dio en el comercio. Por lo que exhorta a mirar al turismo, alojamiento, transporte y a las actividades culturales y de deporte que, dice el estudio, tienen una gran capacidad de generar empleo. Al respecto, la experiencia parroquial nos demuestra que el potencial de generación de empleo de estos sectores siempre a existido, pero no hay estímulo para ello porque sus rentabilidades no impactan tan rápida ni profundamente como los de otros sectores; así no generen tanto empleo. Será muy interesante si las autoridades asumen el reto real y no solo de discurso de colores para hacer efectivo este empujón.
La tercera recomendación recoge un clamor perenne, el apoyo para el exportador. Señalan en el estudio, “las empresas exportadoras son unidades productivas con capacidad de competir en la exigencia de los mercados internacionales, pero sufren las consecuencias de un choque externo. Se podría avanzar en la aplicación de subsidios directos a este tipo de negocios, entendiendo que sus problemas no obedecen a condiciones del mercado”. Al margen de la conveniencia de los subsidios, en mi concepto nos hablan al oído sobre la mejor oportunidad para arropar a los exportadores en estos tiempos en los que los márgenes cambiarios permiten en teoría, acompañar a estas empresas. Por último y con el propósito de no hacer más spoiler al documento, cuya lectura juiciosa recomiendo, está la necesidad del aseguramiento al desempleo como herramienta de choque y acompañar a las empresas para que rápidamente se incorporen a la transformación digital, en lo que concuerdo plenamente. Otra sugerencia es subsidiar las nuevas contrataciones y aquí veo un riesgo, pues usualmente se busca es reducir los derechos laborales so pretexto de su costo. Será necesario entonces mantener el enfoque para mejorar los índices de empleo formal -que no de ocupación- y redirigir los esfuerzos en los sectores y poblaciones que requieren la dinamización económica con priorización que responda objetivamente a las necesidades y no a la conveniencia política pre-electoral.
Por último, dice el estudio: “Se percibe a nivel general una dificultad en el entendimiento y aplicación a las medidas generadas por el Gobierno” yo estoy de acuerdo y ¿ustedes?
¿Quiere publicar su edicto en línea?
Contáctenos vía WhatsApp