En los últimos años, hemos sido testigo de un auge en el desarrollo de proyectos de generación a partir de Fuentes No Convencionales de Energía Renovable (Fncer). Este crecimiento no solo responde a la necesidad de diversificar la matriz energética, sino también a la evolución de las estructuras contractuales utilizadas para la construcción de proyectos. Tradicionalmente, un solo contrato EPC concentra todas las actividades y riesgos de construcción (full-wrap EPC). Sin embargo, la tendencia muestra una preferencia por esquemas multicontractuales, donde el SPV (Special Purpose Vehicle) celebra múltiples contratos con varios contratistas.
Si bien cada proyecto tiene variaciones, de manera general la tendencia muestra la inclusión de los siguientes contratos:
1. Contrato BoS (Balance of System): Este es el contrato principal para la construcción y puesta en operación de la planta de generación. A diferencia del contrato EPC tradicional, el contratista BoS no se encarga de la procura de los equipos principales, como trackers, inversores y paneles solares, sino que estos son adquiridos por el SPV.
2. Contratos de Suministro: Estos contratos son celebrados por el SPV con los proveedores de los equipos principales para la entrega al contratista BoS.
3. Contrato EPC: Este contrato se mantiene para la construcción de la línea de transmisión y los activos de conexión. A diferencia del contrato BoS, aquí el contratista EPC sí se encarga típicamente de la procura de los activos de conexión.
4. Contrato de Interfase: Este contrato es esencial para la coordinación de interfases técnicas entre los diferentes contratistas, resolución de disputas y asignación de riesgos de interfase.
5. Contrato de Servicios Logísticos: A través de este contrato se adelantan todas las gestiones logísticas para llevar los equipos hasta el sitio del proyecto.
Este esquema ofrece beneficios significativos. Entre otros, reduce costos en la compra de los equipos principales, ya que los sponsors suelen tener una mejor capacidad de negociación que un contratista EPC, quien además típicamente cargaría al proyecto costos adicionales de administración y utilidades por la gestión de compra. Asimismo, permite optimizar tiempos al poder negociar la adquisición de equipos previo a contratar al constructor del proyecto para que su fabricación inicie desde antes. Otro beneficio destacable es que ofrece un control directo sobre la procura de los equipos en cuanto a sus especificaciones, la supervisión de la fabricación, las pruebas FAT y SAT, y su entrega.
A pesar de los beneficios, surgen nuevos riesgos y retos. Uno de los principales es el de interfase, donde la dispersión de responsabilidades dificulta la identificación del contratista responsable por la conexión de alcances (finger pointing). Para mitigar este riesgo, se recomienda un contrato de interfase que facilite la resolución de disputas y la distribución clara de responsabilidades de interfase. Otro reto significativo es la bancabilidad del proyecto, ya que incrementan los contratos materiales objeto de análisis por los prestamistas y su adecuada conexión. Para garantizar la bancabilidad, es esencial que todos los contratos incluyan, entre otros, garantías líquidas, resultados garantizados, derechos de toma de posesión y esquemas sancionatorios robustos por retrasos y menores rendimientos.
La tendencia hacia esquemas multicontractuales para proyectos de energía renovable es una realidad impulsada por la optimización de costos y tiempos. Sin embargo, los riesgos asociados requieren una gestión adecuada para asegurar la viabilidad y financiación de los proyectos. La evolución hacia estas nuevas estructuras representa un cambio de paradigma que, bien gestionado, puede traer grandes beneficios al sector energético.
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