Lo principal para lograrla, es lo que se conoce como “el estar aquí y ahora”, es decir con la cabeza en la carrera; y en su momento, también es crucial en el entrenamiento.
Un aspecto importante para entrenar la concentración deportiva es la detección de elementos distractores -que pueden ser de origen interno o externo-, como por ejemplo el público o personas que tengan alguna trascendencia para nosotros.
Por otro lado, alguna preocupación u otro aspecto que nos tenga pensando en cosas ajenas a la competencia, también puede incidir en el momento de correr.
La desconcentración resultante puede ocasionar aburrimiento, mal genio o ansiedad a una hora en que puede llegar a ser determinante permanecer con una buena actitud, motivación y disposición.
Pensar analíticamente en situaciones anteriores en las que no se actuó de la mejor manera, puede ser también contraproducente si se hace de manera “obsesiva”. Otro factor y tal vez el principal, es la falta de confianza.
Hay que tener en cuenta que la concentración no es una habilidad natural; se desarrolla aprendiendo y ensayando técnicas.
Un conocimiento teórico sobre sus beneficios ayuda a conocerse a sí mismo, descubriendo distractores y factores que puedan alterarla . En cualquier caso, tan normal como el cansancio físico es el cansancio mental, por lo que en días previos a una carrera es necesario descansar de manera integral, para llegar en plena forma, incluso mental.
Cuando el deportista esté a una semana de la competencia es ideal visualizar el recorrido y sus retos justo antes de dormir. Sin embargo lo mejor es que durante el día la mente descanse y olvide un poco el “gran día”.
En otras palabras, siempre hay que tener presente que el deportista no es una máquina y si quiere alcanzar sus metas, tanto la fortaleza física como la mental son fundamentales en el proceso deportivo.
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