En los últimos años, el acelerado proceso de expansión hacia nuevos mercados de la banca local ha permitido a las entidades convertirse en importantes jugadores en el sector financiero de los mercados destino, especialmente en la región de Centroamérica. En parte, esta internacionalización deriva de las condiciones macroeconómicas del país que han permitido un mayor dinamismo en la colocación de cartera de crédito.
En los últimos años, los grupos financieros han incursionado de manera directa en nuevos mercados mediante la adquisición de entidades financieras en países de la región. Desde 2010, en este proceso se han realizado inversiones por más de US$5.000 millones.
Este crecimiento del sector financiero se ha soportado de manera adecuada con nuevas inyecciones de capital para mantener la solidez de las entidades y cumplir los requerimientos regulatorios en materia de capital.
En este último punto, se debe tener en cuenta el efecto sobre el capital que generó la implementación del Decreto 1771 con la alineación de medición del capital a los estándares internacionales de Basilea III. Según cálculos de Asobancaria, este proceso de implementación generaría para la banca una reducción del patrimonio técnico estimado en $4,7 billones, disminuyendo la relación de solvencia de 16,3% a 14,7%. Si bien este nivel, estaría en exceso en 5,7% frente al capital regulatorio exigido de 9%, si las condiciones de crecimiento de las cartera y de expansión internacional continuan.
Es relevante abrir la posibilidad de que los bancos colombianos cuenten con nuevos instrumentos de capitalización como los que están vigentes en otras jusrisdicciones, para cumplir no solo la normativa en materia de capital sino también soportar el crecimiento del sector.
En este contexto, esta Semana Económica busca presentar dos propuestas en materia de medición del capital regulatorio, la primera enfocada en incluir los instrumentos híbridos y la segunda en incluir las participaciones minoritarias como parte del capital.
Es de resaltar que estas propuestas, que son consistentes con las recomendaciones de Basilea III, servirían para reducir los costos asociados al cumplimiento de la normativa de capital y permitirían mejorar la competitividad de las entidades al contar con una estructura de capital más eficiente, lo cual finalmente beneficiaría la disponibilidad del crédito de las instituciones.
Una de las alternativas para optimizar la capitalización bancaria se basa en los instrumentos híbridos de capital, los cuales han crecido en la última década en cantidad y variedad en los mercados internacionales. Los instrumentos híbridos por definición combinan características de capital y de deuda, con la ventaja de tener un tratamiento muy favorable por parte de agencias calificadoras y de los entes reguladores de diferentes países, quienes los han incluido como fuentes legitimas de capital regulatorio, y de allí su creciente dinámica.
Es relevante resaltar, que el sector financiero colombiano en materia de estabilidad y solidez se constituye como un referente a nivel internacional, debido a que este afrontó sin mayores problemas la reciente crisis internacional. Además, estas propuestas permitirían hacer comparables las estructuras y los niveles de capital regulatorio de las entidades locales frente a sus pares a nivel mundial, teniendo en cuenta que otras jurisdicciones ya aplican las mediciones incluyendo los rubros mencionados.
Sin duda, en el largo plazo estas propuestas se traducirán en una mayor eficiencia en la labor de intermediación financiera, reducción de costos para los usuarios de crédito y una mayor competitividad de las entidades locales frente a sus pares internacionales en un contexto de mayor competencia e internacionalización de las operaciones.
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