Año movido

Por el carácter de la columna, pocos son los temas que se abordan, pero siempre con diferentes matices, generalmente los problemas jurídicos en derecho y deporte son dopaje y fútbol. El año no ha sido la excepción y en Colombia y el resto del mundo se ha hablado mucho de fútbol, derecho y dopaje.

Empecemos por el fútbol en Colombia el tema de Carrascal, jugador que decidió terminar el contrato de trabajo con el Tolima y se negó a pagar una cláusula de recisión de más de $5.000 millones (cifra absurda). Esta decisión a todas luces exótica en el fútbol, pero ajustada a derecho laboral creó una polémica interesante frente a la posibilidad de renuncia de los jugadores y de la validez de estas cláusulas que, al menos, en el caso de Carrascal era claramente abusiva. Esperamos que en 2020 se revisen la pertinencia y legalidad de estas cláusulas que personalmente me parecen inútiles, ilegales a la luz del derecho y abiertamente abusivas tal como se redactan.

Por el lado del dopaje, el laboratorio acreditado de Bogotá sigue sin funcionar y, por supuesto, sin obtener la deseada acreditación; parece que será la universidad nacional la encargada de manejarlo pues Wada exige que estos sean gestionados de manera independiente a las autoridades deportivas, pero hasta ahora son promesas, dice el ministro que a principio de año estará el laboratorio funcionando y acreditado.

Nuestros deportistas siguen involucrados en temas de dopaje, casos abiertos desde hace más de un año en los que nada ha pasado, específicamente el arquero de la Selección, Álvaro Montero que tiene una suspensión provisional de dos meses y el ciclista Fabián Puerta que dio positivo por allá en 11 de junio de 2018 sigue sin poder competir y sin que se defina su suerte.

El ciclismo ha estado sacudido con noticias permanentes de deportistas que salen positivos por medicamentos y sustancias dopantes, grandes figuras y juveniles son sancionados, la federación colombiana de ciclismo ha pasado de agache en el tema. Tal vez, la peor noticia del tema fue la disolución del equipo Manzana Postobón por temas de dopaje.

A nivel mundial, se aprobaron modificaciones al código mundial contra el dopaje, ordenamiento que entrará en vigor para el 2021. Sin embargo y, sin lugar a dudas, es la sanción, que al momento de redactar esta columna, se está imponiendo a Rusia como nación para que sus deportistas no puedan participar en los juegos olímpicos y en este país no se puedan realizar competiciones. Tema delicado que me parece aberrante no porque no considere que el comité olímpico ruso y el propio estado estén implicados en una política clara de mejorar artificialmente a algunos de sus deportistas y que debe ser sancionado con el mayor rigor sino porque muchos deportistas rusos no se han dopado y serán sancionados por sospecha.

Uno de los más grandes escándalos fue el del nadador chino Sun Yang que fue acusado de cometer una falta al dopaje porque se rehusó a entregar muestras de sangre y orina a un equipo de control al dopaje que no estaba suficientemente acreditado. Siempre he dicho que las autoridades de control al dopaje hacen lo que les da la gana y no responden ante nada ni nadie, ignoran los derechos de los deportistas y son ellos, a la hora de hacer valer derechos fundamentales como a la intimidad, quienes son sancionados. Para este caso de manera novedosa la audiencia fue trasmitida a nivel mundial vía streaming.