Dice el código de ética de Fifa: “La Fifa tiene la gran responsabilidad de velar por la integridad y la reputación del fútbol en todo el mundo. Por tal motivo, se esfuerza constantemente por proteger la imagen del fútbol, y sobre todo la propia, para evitar que métodos y prácticas ilegales, inmorales o contrarios a los principios éticos puedan ponerla en peligro o perjudicarla.” A pesar de lo indicado en este documento, en los últimos tiempos en la Federación Colombiana de Fútbol, han ocurrido toda clase de disparates y malos manejos que van desde dinero, boletas hasta acoso sexual y discriminación de género. Es evidente que no existe ningún código de conducta propio, al menos no está publicado, que les indique a las personas en el seno de esa organización cómo actuar.
La Federación siempre se ha defendido de cualquier investigación indicando que son una entidad privada y que básicamente responden a Fifa, pues ni eso, los códigos redactados desde Zúrich son ignorados por sus dirigentes colombianos. El código de ética de Fifa indica que las personas sujetas al dicho código no “atentarán contra la dignidad o integridad de un país, de una persona o de un grupo de personas mediante palabras o acciones despectivas, discriminatorias o denigrantes, por razón de su raza, color de piel, origen étnico, nacional o social, género, discapacidad, lengua, religión, posicionamiento político o de cualquier otra índole, poder adquisitivo, lugar de nacimiento o procedencia, orientación sexual o cualquier otra razón”. Ni siquiera a los ordenamientos de Fifa atienden los dirigentes de la federación; Adicionalmente hay una obligación de denunciar estas conductas, obligación incumplida por los altos dirigentes de la Federación.
¿Para qué está ese código de ética?
Leer este documento y enfrentarlo a la realidad colombiana es un acto permanente de asombro; dice el código que “se prohíbe a las personas sujetas al presente código tener todo tipo de intereses, de forma directa o indirecta (a través de terceros o con la colaboración de estos), en entidades, empresas, organizaciones, etc. que promuevan, negocien, organicen o dirijan apuestas, juegos de azar, loterías o eventos o transacciones similares relacionadas con partidos o competiciones de fútbol”; a la Federación la patrocina una casa de apuestas.
La pregunta que siempre me surge es ¿Será que no conocen este código? O simplemente que no les interesa cumplirlo, pues parecería que no se aplica a los altos dirigentes, más bien a jugadores y otros actores que de manera individual no son fuertes. Sin ir más lejos ningún jugador activo de fútbol puede hacer parte de una campaña de publicidad de una casa de apuestas; seguramente el infractor tendría problemas serios, que pondría en peligro su carrera.
Fifa habla de los propios códigos de ética de las federaciones; al menos en la página web de la Federación no está publicado uno que se aplique a Colombia; ¿No es una obligación tener un código de ética y aplicarlo?
Es el momento de mirar la ética como parte del desarrollo del fútbol en Colombia; temas de género, de minorías, conflictos de intereses y demás conductas que afectan el normal desarrollo de este deporte y de la competencia deben ser tratados de manera adecuada y sobre todo observado por los todos los actores, jugadores (hombres y mujeres) árbitros, dirigentes, aficionados y entidades de control. Estoy seguro que esto mejoraría de manera importante no solo la percepción de la actividad sino el desarrollo del mismo.
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