Todos sabemos que un órgano que no se usa se atrofia, igual ocurre con algunos elementos de uso cotidiano que hoy en día son exóticos; la regla de cálculo, la linterna de pilas o el teléfono con dial pasaron a mejor vida luego cuando aparecieron aparatos mucho más eficientes para realizar la misma función. En el deporte, y más específicamente en el fútbol, se acabaron también algunos elementos que le daban un toque especial.
El primero y que personalmente más extraño es el “está en línea”; el fuera de lugar antes del VAR se medía, por lo que podía ver el juez de línea que si estaba bien ubicado podía ver con relativa facilidad si el delantero estaba adelantado o no. El reglamento cambió, inicialmente si estaba en línea había fuera de lugar y posteriormente si estaba en línea estaba habilitado; esta era una discusión de cada partido en la que difícilmente dos personas podían estar de acuerdo. El VAR con sus líneas milimétricas, muchas veces trazadas de manera arbitraria, acabó con esta discusión; una uña, una arruga de la camiseta o el taco de un guayo definen si había fuera de lugar. Lástima.
Las revistas especializadas en deporte; en Colombia no hubo mucho, pero algo se podía leer, El Tiempo y El Espectador tenían Cronómetro y revista del deporte, revistas de gran calidad que vaya uno a saber por qué las acabaron. En Argentina el Gráfico era referencia para todos los sudamericanos; a Colombia no llegaba muy atrasada y sabíamos con una o dos semanas de diferencia lo que le ocurría a Boca, River y en aquella época Independiente que fue el grande de esos tiempos. Muchos jugadores argentinos llegaron a Colombia por haber sido “Tapa del Gráfico”, algunos francamente buenos como la Bruja Verón o Pastoriza y algunos muy malos como un santafereño de apellido Rifourcat. Jugadores que llegaban sin ninguna referencia y todo dependía de la suerte, desconocidos como Funes triunfaron y muy conocidos como Carabín se fueron sin pena ni gloria
Estas revistas o los periódicos calificaban a los jugadores y algunas más osadas daban el “marcador moral” es decir, el partido quedó 2-1, pero el marcador moral podía ser 2-2 por un penal errado o algo de eso.
Ir al estadio era un buen plan, no se corría ningún riesgo, había varias actividades que hoy son impensadas; cada equipo salía por un sitio diferente y cada uno salía cuando el técnico lo decidía, había partidos en los que, por ejemplo, el américa de Ochoa, no salía al himno nacional o precisamente durante el himno para evitar la chiflada de todo el Campín. Los árbitros salían por otro túnel, en el caso bogotano detrás de la portería norte. Los jugadores salían, saludaban a las tribunas (gran gesto) primero a oriental y luego a occidental y calentaban; momento en el que aparecían varios micrófonos para las entrevistas de último momento.
Había muy poca televisión, que yo me acuerde, tal vez los primeros partidos de fútbol que vi en directo fueron los de la Copa América del 75 en el que Colombia como siempre no ganó, pero hizo un gran torneo. Allí conocí a Fernando Morena, aparte de los jugadores peruanos que jugaron el mundial de 1970 como Chumpitaz y Sotil y vi una de las mejores delanteras colombianas Ernesto Díaz y el gran Willington Ortiz. Pocos partidos, en blanco y negro, con promociones de más de 15 días.
No estoy diciendo que es fútbol era mejor, para nada prefiero el de ahora; sin embargo, algunas cosas de aquella época la rescataría. Ese fútbol era realmente para divertir y pasar un buen rato.
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