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OPINIÓN

Play Ball

17 de octubre de 2015

Andrés Charria

Fundador de Tres Puntos Consultores
Canal de noticias de Asuntos Legales

El béisbol, alguna vez considerado el pasatiempo americano por excelencia, ha ido cediendo terreno a otros deportes como el fútbol americano o el baloncesto; sin embargo, para estas fechas los parques se llenan con boletas que superan los US$1.000  dólares y los ratings de televisión son importantes.

Uno de los grandes méritos de los organizadores de este deporte ha sido lograr un balance en la competencia, de manera que no existen equipos dominantes y resulta muy difícil prever a inicio de temporada quien será campeón. Si bien existen equipos con altísimos ingresos como los Yankees de Nueva York o los Medias Rojas de Boston, estos, a diferencia del fútbol no tienen un dominio como lo pueden tener el Bayer de Múnich y Real Madrid o Barcelona. Desde hace más de quince años ningún equipo ha logrado repetir campeonato y en algunos casos francamente chicos lograron derrotar a los más poderosos. 

Para esto se han inventado mecanismos como la forma de contratar a los jugadores universitarios en el que el equipo más malo escoge de primero entre todos los prospectos y de éste se realiza el reclutamiento, por lo que los peores equipos consiguen los mejores jugadores. Igualmente existe un tope salarial que de ser superado se deberá pagar un “impuesto de lujo” que será repartido entre los equipos chicos.

Los jugadores tienen un sindicato muy poderoso que en una negociación colectiva larga, complicada y con muchos intereses económicos encontrados ha logrado cada vez más arañar ingresos por taquillas y lograr contratos cada vez más cómodos para los jugadores. 

El salario mínimo anual de un jugador de las ligas mayores supera el medio millón de dólares y el jugador, hasta hace poco y seguramente por poco tiempo, mejor pagado recibirá US$25 millones al año.

Los contratos con los jugadores  son mucho más flexibles, se pactan sumas garantizadas y se acuerdan infinidad de bonos por cumplimiento de metas (bateo, partidos ganados etc.) la duración es definida pero nada obsta para hacerlos, por ejemplo a 13 años.

En las finales, atendiendo a la importancia de los partidos, de la calidad de los deportistas y lo difícil de las decisiones a tomar se agregan dos árbitros más para evitar, en la medida de lo posible, errores en las decisiones. Adicionalmente la repetición instantánea se utiliza en el evento en que a pesar de los árbitros, haya duda sobre el resultado de una jugada cerrada.

Las reglas de este juego son complicadas y a diferencia del fútbol nuestro se revisan permanentemente. En los últimos años se han presentado fracturas importantes en algunas jugadas típicas como el robo de base y la anotación de carrera. La liga preocupada por esta situación, modifica la regla para proteger al jugador y evitar de la mejor forma lesiones. Acá si se busca proteger la salud de los deportistas y se adaptan las reglas al juego actual. Distinta es la situación del fútbol que cada vez que se juega la eliminatoria al mundial infinidad de jugadores se lesionan y nada ocurre, no se modifican los reglamentos ni se adecuan las normas de juego o sanción, a Fifa y a las asociaciones nacionales les es indiferente pues nada les cuesta y los equipos curiosamente, no hacen mucho por proteger sus mayores activos: los jugadores.

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