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OPINIÓN

Virtualidad, pandemia y reputación corporativa

17 de octubre de 2020

Gabriel Mesa

Socio Director en Estudio Gabriel Mesa Abogados
Canal de noticias de Asuntos Legales

A pesar que desde hace tiempo los expertos venían poniendo de presente el potencial de las Tecnologías de la Información y la Comunicación -TICs para universalizar la acción de los sujetos independientemente del lugar donde se encuentren y ampliando insospechadamente la posibilidad de cumplir a plenitud sus roles, no habíamos tomado plena consciencia de la capacidad de dichas tecnologías para permitirnos ser, sin necesidad de estar.

La pandemia ha puesto en evidencia -y exacerbado- la total capacidad de las TICs para hacer realidad este poder en condiciones tales que satisfacen las expectativas de todos los individuos, estimulando de este modo el uso de las mismas y permitiéndonos superar cada vez en mayor medida la limitaciones territoriales antes indispensables para cumplir nuestros roles.

También los activistas de derechos humanos, quienes se han atribuido el papel de observadores y jueces de las empresas, se ven favorecidos con ello potencializando así su accionar, haciéndolo aún más devastador para las corporaciones.

Uno de los aspectos que más llama la atención de este contexto es el potencial de las TICs para romper los esquemas territoriales bajo los cuales se observaba, analizaba y juzgaba el comportamiento de las empresas en temas laborales, lo cual debe llevar a las compañías a ser conscientes que a las instancias administrativas y judiciales locales deben agregar aquellos escenarios virtuales en los cuales actúan los stakeholders a nivel global, escenarios éstos no sujetos a regla alguna de debido proceso, asunto que juega siempre en contra de las empresas.

Así las cosas, temas delicados como discriminación, trabajo infantil, libertad sindical y otros particularmente relacionados con los derechos humanos laborales, son observados y valorados bajo perspectivas que, en no pocas ocasiones, desbordan los criterios normativos y culturales locales a los que está acostumbrada la alta gerencia.

Esta realidad demanda entonces de las empresas incorporar en su estrategia de gestión del talento humano unos criterios precisos, que le permitan disponer de una perspectiva global acertada que las oriente y les evite incurrir en conductas susceptibles de traducirse en escándalos y descalabros, particularmente gravosos para su reputación y para sus negocios internacionales.

Los líderes de recursos humanos deben tener presente que la pandemia no ha hecho más que evidenciar y acentuar la verdadera globalidad, que no es cosa distinta del poder de los individuos para sobrepasar las fronteras y autoridades territoriales gracias a las TICs, y entrar así en la vida íntima de las empresas para observar, analizar, juzgar y sancionar sus erróneos comportamientos.

En otras palabras, los responsables de talento humano en las corporaciones deben asegurarse de adoptar con diligencia, las medidas suficientes para conocer exactamente la perspectiva y criterios bajo los cuales aquellos stakeholders observan los eventuales comportamientos inadecuados de las empresas en temas de derechos humanos laborales. A eso se le llama inteligencia en la gestión del riesgo.

PS: Me uno a lo afirmado por Aberlardo de la Espriella en su columna “Un nuevo aire”, publicada el 14 de octubre en este diario. En cuanto a la responsabilidad de las Farc por sus múltiples y horrendos crímenes, acuérdense de lo dicho por uno de los líderes de la extrema izquierda: “quizás, quizás, quizás”.

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