El filósofo Martin Heidegger al decir a la mano hace referencia a la característica de aquellas cosas que habitualmente utilizamos y que forman parte de nuestra vida cotidiana. El ser a la mano, por oposición al ser a la vista, es la cosa que pasa desapercibida, que damos por dada o por hecha y cuya única manifestación proviene de estar por ahí para prestar un servicio en la vida diaria, un servicio que parece obvio.
El ser a la vista, por el contrario, es la cosa que observamos más allá de su utilidad inmediata, es la cosa que atrae nuestra atención no solo por el servicio que presta, sino por su significado, en una relación sujeto-objeto mucho más alejada, objetiva y reflexiva.
En el entorno cotidiano tenemos cientos de cosas a la mano, como los muebles de la casa, la ropa que usamos, los platos, los vasos y los utensilios de la cocina, el teléfono celular, el computador e, incluso, las calles, los carros, los buses o el cielo. Interactuamos con esas cosas sin darnos cuenta, nos deslizamos entre ellos sin ser conscientes de su existencia. Tampoco nos detenemos a pensar sobre el servicio que esas cosas prestan y las damos por hecho como si estuviesen allí desde siempre, como si hiciesen parte de un mundo dado. Asumimos que los carros andan y que los aviones vuelan, que cada uno hace su trabajo a diario sin contratiempos y que todos tienen un horario de entrada y de salida. Damos por hecho que nos llega la comida a la mesa y asumimos que el mundo fluye de forma secuencial y ordenada como un reloj, donde cada quien hace su papel, como en la película The Truman Show.
La pandemia del Covid 19 le traerá muchos cambios a la humanidad, entre otros, la revaluación de aquello que teníamos a la mano. Muchas de las cosas o situaciones que dábamos por sentadas, dejarán de ser obvias o constantes. Nada será seguro de verdad, ni el café de la mañana, ni la lluvia de la tarde, ni los planes de viaje del mes entrante. Los primeros afectados serán los hábitos y las rutinas, que pasan a un modo de temporalidad e incertidumbre. El cambio será la constante y los pronósticos serán poco confiables.
La mente tendrá que volver a hacer consciencia de las cosas que estaban a la mano, para redescubrir su significado y para encontrarles su lugar en el nuevo orden universal.
No hablo sólo de las cosas que nos sirven en la vida cotidiana. La pandemia nos dará una nueva dosis de consciencia sobre las personas que teníamos a la mano, y sobre los conceptos o criterios que dominaban nuestra mente de forma automática. Todo este entorno visual, mental y sentimental tomará una dimensión más presente. Seguramente, el hombre se volverá aun mas cuestionador de cada cosa o momento. La filosofía estará de moda.
Revisaremos la idea de la vida y la muerte y la forma como nos aproximamos a ellas, como lo dijo Diana Uribe en su excelente podcast sobre las pandemias, al recordar la letra de Inuenndo de Queen, canción que fuera escrita por Freddie Mercury poco antes de morir en manos del VIH. Nada mejor que la letra de la canción para entender lo que en un momento se tuvo a la mano:
While the sun hangs in the sky and the desert has sand
While the waves crash in the sea and meet the land
While there is a wind, and the stars and the rainbow
Till the mountains crumble into the plain
Oh yes we’ll keep on trying
tread that fine line…
(Mientras el sol esté en el cielo y el desierto tenga arena
Mientras las olas rompan en el mar y se encuentren con la tierra
Mientras haya un viento y las estrellas y el arco iris
Hasta que las montañas se desmoronen en la llanura
Oh si, nos mantendremos intentando pasar esa fina línea…)
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