En un mundo cada vez más globalizado y conectado, donde la información llega en segundos, es cada vez más común que los desarrollos tecnológicos se adelanten a la vez en distintos lugares a través de diversos actores y fabricantes; como consecuencia de esto la regulación puede quedar rezagada frente a la imparable y futura llegada de nuevas tecnologías.
Este es el caso de los diversos proyectos de autos voladores o eVTOL (Electric Vertical Take off and Landing Aircraft o aeronaves eléctricas de despegue y aterrizaje vertical) que se están desarrollando a nivel mundial y que ya llegan a centenares de iniciativas, unos más adelantados que otros, en modelos como vectored thrust, lift+cruise, hover bikes, personal flying devices, electric rotorcraft, etc.
En los Estados Unidos se desarrollan gran cantidad de estas nuevas aeronaves y la Agencia Federal de Aviación-FAA adelanta esfuerzos para diseñar una regulación referente a la certificación de estos productos y sus requisitos de aeronavegabilidad; para ello trabaja con los fabricantes, la Fuerza Aérea y el Departamento de Transporte con el fin de determinar los riesgos y nuevos desafíos que esta naciente industria trae y como interactuaría con el tráfico aéreo actual. En el ámbito suramericano también la FAA el pasado 17 de octubre, firmó con la ANAC de Brasil una carta de entendimiento para cooperar con este propósito, teniendo en cuenta que la nación suramericana sobresale por su robusta industria aeronáutica y aeroespacial. Según el documento los principales objetivos son el intercambio de ideas, información, habilidades y técnicas, y así colaborar en proyectos y asuntos de mutuo interés en relación a eVTOL.
Frente a este panorama, asociaciones y expertos también han estado interesados en aportar a esta iniciativa, conceptuando y en algunas oportunidades lanzando alertas sobre estos nuevos proyectos de Mobilidad Aérea Avanzada (Advance Air Mobility). Por ejemplo en los EEUU la Asociación de Pilotos de Aerolínea ALPA ha expresado a la FAA su preocupación referente a los estándares de baterías y la autonomía de estas aeronaves, que no podrían equipararse con los requisitos que debe cumplir en la actualidad cualquier otra, así sea para vuelos visuales. También han expuesto su preocupación con relación al entrenamiento y tipo de licencia que deberían tener los pilotos u operadores de dichos aerodinos, debido a que los diseños implican un solo puesto de control abordo e imposibilitan que un instructor de vuelo u otro piloto pueda tomar el mando durante el entrenamiento o su operación para usos comerciales de taxi aéreo. Al otro lado de la balanza, están los diseñadores de eVTOL que ven en estas restricciones talanqueras a la rentabilidad y autonomía de sus aeronaves que harían inviable sus modelos por lo que hacen lobby para adecuar la regulación a sus intereses.
Para la OACI, FAA y entidades aeronáuticas de cada país, es claro que la regulación debe estar como siempre enfocada en la seguridad, no solo de los usuarios de estas aeronaves, sino también de las otras civiles y militares que surcan los cielos y de las personas en tierra que podrían verse afectados por la contaminación auditiva o daños en superficie por la mala operación o accidentes.
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