La inteligencia artificial interviene cada vez más en todos los ámbitos de la sociedad y por supuesto, el ámbito de la innovación no es la excepción. Dentro de la innovación y más específicamente, en la creación de invenciones que puedan ser patentables, se han dado una serie de discusiones y análisis acerca de esta interacción con la inteligencia artificial (IA).
Estos debates incluyen, entre otras, la patentabilidad de las invenciones que incorporan IA; el uso de IA como herramienta para búsqueda de patentes en el estado de la técnica y; la IA como generadora de invenciones, es decir, la IA como inventor (e.g. caso DABUS) y sobre quién recaería la titularidad de aquello que la IA haya creado, pues los tratados internacionales y las legislaciones nacionales fueron concebidas bajo el entendido que solo el ser humano es capaz de tener una actividad creadora e inventiva.
Ahora, dentro de la posibilidad de que la IA pueda crear, se presentan otro tipo de aspectos que deben ser evaluados. Ejemplo de esto es la IA como herramienta que examina solicitudes de patente y en especial, la evaluación del criterio de nivel inventivo hecha por IA.
El nivel inventivo es definido como aquello que no es evidente. Es decir, que una persona normalmente versada en la materia/experto medio no puede llegar de manera obvia a una invención basándose en el estado de la técnica.
La EPO ha definido al experto medio como una persona con conocimientos y habilidades promedio en un campo específico de la tecnología y que ha tenido acceso a todo lo que está disponible en el estado de la técnica.
Se considera que la persona normalmente versada en la materia tiene los medios y la capacidad para desarrollar un trabajo de experimentación rutinario y “normal” en el campo de la tecnología que evalúe. De ahí la subjetividad de este requisito, pues la invención será evaluada de acuerdo a las aptitudes de dicho experto medio.
Si este requisito se evalúa a través de IA, ese “experto medio” tendrá mayor capacidad y recursos que elevarían la complejidad de lo considerado inventivo, dependiendo de la selección de datos con que se alimente dicha IA y el algoritmo creado a partir de estos, siendo esto último un criterio muy complejo de definir por quienes alimenten la IA, toda vez que, entre más incremente la eficiencia de esta evaluación por sistemas de IA, incrementará de manera proporcional la dificultad de obtener una invención considerada inventiva. La IA podrá consultar y procesar una cantidad de información exponencialmente mayor que el experto medio y se encontraría un desbalance con el inventor que se concibe como humano necesariamente.
Es necesario evaluar este aspecto dentro de las adaptaciones que necesitan las normativas internacionales y nacionales en materia de patentes en relación con la IA, con para establecer parámetros claros que tengan coherencia con la naturaleza humana del inventor.
*María Alejandra Cortés Acosta, asociada de Lloreda Camacho & Co.
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