A pesar de que se veía la luz al final del túnel del enfrentamiento comercial entre China y Estados Unidos por las negociaciones iniciadas desde enero, 2019, recientemente ambos países realizaron nuevos golpes. Lo anterior se traduce en que este enfrentamiento continúa sin fecha aproximada de solución y las oportunidades para América Latina siguen creciendo.
El pasado 10 de mayo Donald Trump aumentó los aranceles a US$200 billones de importaciones chinas del 10% al 25%. Lo anterior provocó una respuesta inmediata de China que anunció el aumento de aranceles a US$60 billones de importaciones de EE. UU.
Adicionalmente, el Departamento de Comercio de Estados Unidos incluyó a Huawei dentro de una lista de empresas que amenazan la seguridad nacional, por lo que cualquier compra de su tecnología debe obtener aprobación previa. Lo anterior causó que empresas como Google rompieran lazos con Huawei, dejando al gigante de la tecnología gravemente afectado. Sin embargo, aún en este momento de tensión, los presidentes aseguran que continuarán con las negociaciones.
Otro de los grandes sectores impactados son las grandes navieras. La industria del transporte marítimo ha transmitido a la OMC su preocupación ante el reciente aumento de las medidas proteccionistas a nivel global, a través de dos informes en los que advierte que se han multiplicado por siete las medidas restrictivas a las importaciones desde 2017.
Este enfrentamiento sin precedentes, hace parte de una nueva tendencia proteccionista del comercio internacional, que le pone freno a la globalización y a las políticas de libre intercambio.
El sistema actual del libre comercio se remonta a la finalización de la Segunda Guerra Mundial, en dónde 44 países se reunieron en Bretton Woods para discutir un nuevo modelo monetario internacional. Esta reunión dio inicio a la creación del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (Gatt) en 1947 y posteriormente a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 1994, por la cual se creó un sistema multilateral de comercio para promover y regular el libre intercambio y la apertura comercial de los países.
Sin embargo, en la actualidad se están reescribiendo las reglas del comercio internacional y el proteccionismo y los movimientos nacionalistas están tomando fuerza. Mientras unos países defienden la globalización, otros alegan que el libre intercambio ha profundizado la desigualdad y, aunque las economías han crecido, los beneficios no se han traducido a toda la sociedad.
Aunque el más grande exponente del nacionalismo actualmente es EE. UU., lo cierto es que no es el único. El Brexit, por ejemplo, es también una muestra clara de que los países están en descontento con las políticas actuales de libre intercambio. Incluso el Órgano de Solución de Diferencias de la OMC se encuentra bloqueado y sin funcionamiento.
Nos encontramos en un momento de reorganización de políticas comerciales y todo muestra una tendencia hacia una “des-globalización” del comercio internacional. Así, el enfrentamiento de algunos países crea un sinnúmero de oportunidades que Colombia y Latinoamérica deben capitalizar. Tal como lo ha hecho México, que logró convertirse en el primer socio comercial de EE. UU. en 2018.
Colombia, que cuenta con uno de los mejores TLC con EE. UU., debe adaptarse rápido al nuevo entorno comercial para insertarse como un jugador de clase mundial, a través de la sistematización de la aduana, fuertes mecanismos de comercio exterior y la atracción de nuevas inversiones.
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