Bajo la lupa de las familias que tienen empresa se ha evidenciado una importante tendencia por buscar cada día más el desarrollo natural de la prolongación a largo plazo de la empresa, de tal suerte que la generación de un patrimonio familiar ayude a preservar la riqueza en manos de la familia y, por lo tanto, a facilitar su continuidad en el tiempo.
Esta tendencia ha llevado a que las familias busquen nuevos mecanismos y agentes intermediarios que les faciliten la consecución de dicho propósito. Dentro de estos agentes se ha destacado a lo largo de los últimos años las Family Offices, que son entendidas como aquellas entidades encargadas de la gestión integral del patrimonio familiar, abarcando las diferentes áreas de conocimiento que se requieren para su administración.
Así, las Family Offices con la participación protagónica de distintos profesionales (i.e. Abogados, Contadores, Financieros, Economistas, Coachs, entre otros), buscan identificar los problemas propios de la mejora de las estructuras de administración patrimonial, así como de construir los conceptos que puedan servir de guía para su comprensión y solución. De esta manera, se exhorta las familias a comprender la importancia de generar un patrimonio diferenciado de las empresas, y a mejorar gradual o progresivamente su estructura profesional y gobierno al interior de la empresa familiar.
Cuando recurren las familias a las Family Offices, estas deben en su ejecución enfrentar tres retos importantes para dar continuidad y crecimiento a las empresas familiares:
Conservar el ímpetu emprendedor y su buen relacionamiento con las empresas aliadas y competidoras.
Preservar la seguridad del patrimonio familiar.
·Exhortar a compartir la riqueza generada.
Sin duda alguna, que el foco de las familias sea centralizado por las Family Offices como se ha expuesto contempla innumerables ventajas para la empresa y para la estructura familiar. Con la mentalidad de preservación de la riqueza se consiente que las empresas sean operativas desde una visión “patrimonial”, es decir, como activos de la familia y, por lo tanto, se suman todos los esfuerzos en una mejor rentabilidad y eficiencia.
Así mismo, se vislumbra un nuevo punto de vista al gobierno de la familia empresaria, el foco familiar puede involucrar mecanismos de comunicación y concertación familiar como los consejos de familias, las juntas asesoras y hasta los protocolos de familia. Así, ante un eventual conflicto, se tienen diversos mecanismos que permiten canales eficientes de relacionamiento sin que por las relaciones intrafamiliares e interpersonales trunquen la ejecución de las decisiones y labores empresariales.
Esta tendencia ha llevado a que las familias busquen nuevos mecanismos e intermediarios.
Nos preguntamos entonces ¿Qué familia empresaria consideraríamos más probable de tener prolongación en el tiempo? ¿Una familia cuyo foco total sea la actividad empresarial u otra que tenga una visión operativa y de preservación patrimonial y familiar? Sin duda alguna la segunda.
Concluimos entonces que el reto para este 2023 va por partida doble. Para las familias empresarias, el objetivo será llegar a un estadio de progreso que les permita trabajar armónicamente la visión empresarial y la mentalidad patrimonial.
Mientras que para las Family Offices y los demás intermediarios profesionales el reto se centrará en convertir a la empresa familiar y a las familias que tienen empresa en verdaderas familias empresarias.
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