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Legislación

Jorge Badía, consejero delegado de Cuatrecasas, falleció este domingo a los 59 años

Durante su mandato, Badía se marcó como un objetivo prioritario modernizar la firma y redobló la apuesta por Latinoamérica

17 de julio de 2022

Expansión - Madrid


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Conmoción en sector legal español tras el fallecimiento de Jorge Badía mientras montaba en bicicleta en Barcelona, una de sus mayores aficiones, junto a la lectura, aunque aún se desconocen las causas exactas del fallecimiento.

El consejero delegado desde 2019 del segundo despacho español por facturación -US$350 millones en 2021 a nivel mundial, un 11% más que en el ejercicio anterior- tenía como objetivo modernizar la firma, incluso antes, desde que fue nombrado director general en 2015. Por eso, abanderaba una nueva abogacía en la que se pronuncien palabras como sostenibilidad, conciliación, gestión de personas o retención de talento: "Tener los mejores equipos y responder a sus expectativas son para nosotros aspectos críticos, pues solo así podremos seguir prestando el mejor servicio a nuestros clientes".

Por eso, una de sus señas de identidad al frente del despacho fundado en 1917 era mejorar "el prestigio social de las firmas de abogados". Por ello, había puesto en marcha en noviembre de 2021 un ambicioso e innovador programa "basado en la confianza y que ha conseguido que los indicadores económicos de la firma mejoren". Smart Work es uno de los pilares del plan estratégico de Badía que permite un trabajo flexible para una mayor y mejor retención de los profesionales que forman Cuatrecasas.

Casado y padre de tres hijos, Cuatrecasas era como su segunda casa. Entró en el despacho en 1987 tras licenciarse en Derecho por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y, desde entonces, ha ido demostrando su valía con cada una de sus promociones. En 2003, fue nombrado socio de un bufete que hoy en día da trabajo a casi 2.000 personas.

En 2009, seis años más tarde, pasó a ser coordinador del área de litigios y arbitraje del despacho, puesto en el que permaneció hasta 2015. La razón no fue otra que un saltó más en su meteórica carrera, ya que en marzo de ese año fue nombrado director general de una firma con 27 oficinas repartidas en 13 países de cuatro continentes. Aunque con oficinas propias en Bruselas, Casablanca, Londres, Nueva York, Pekín o Shanghai, su apuesta clara estaba en Latinoamérica, donde ha abierto oficinas en Perú y Chile; también decidió cambiar su estrategia en Colombia y compró la totalidad de la 'joint venture' que tenía con el bufete local Posse Herrera para tener oficina propia.

En diciembre del año pasado, en entrevista con Asuntos Legales, Badía dijo que la apertura de la oficina en Colombia, en enero de 2021, había superado sus expectativas y confirmó que la expectativa es que la región, después de España, sea la más relevante.

Jorge Badía, además, también formaba parte desde 2012 del consejo de administración de la firma, un órgano que tomará un mayor protagonismo en las próximas semanas hasta que la junta de socios apruebe los cambios obligados en la cúpula directiva.

Quienes le conocen muy de cerca aseguran que era un gran litigante, pero también un gran gestor. De hecho, su sustituto tendrá una dura tarea por delante, ya que el plan estratégico que hasta ahora lideraba Badía ha conseguido que, desde 2017, los ingresos acumulados hayan crecido un 41,3%, porcentajes difíciles de alcanzar en los grandes despachos.

En la última presentación de resultados, el consejero delegado se enorgullecía de haber conseguido que esas cifras sean gracias a un crecimiento orgánico. Sin embargo, durante su mandato también se recordarán grandres fichajes como el de Soraya Sáenz de Santamaría, exvicepresidenta del Gobierno y que en la actualidad ocupa el cargo de socia adjunta a la presidencia; la exdirigente del Partido Popular llegó en marzo de 2019, poco menos de un mes antes de que Badía fuera nombrado consejero delegado desde el puesto de director general.

Innovador

La fuerte inversión en tecnología, cercana al coste de los alquileres como bromeaba en corrillos con periodistas, también es culpable de la nueva Cuatrecasas que lideraba Badía. Con el objetivo de ser más eficaces y potenciar la colaboración digital con sus clientes, trabajaba en una integración plena de la tecnología en sus servicios.

En este sentido, el bufete fue de los primeros en lanzar áreas transversales dedicadas al fintech y a las tecnologías disruptivas, que, según explicaba el por entonces director general de la firma en una entrevista concedida a Expansión, "dan respuesta a las nuevas necesidades marcadas por la digitalización". Es más, insistía en que "la tecnología ya ha llegado, pero el derecho aún no", por lo que estaba empeñado en que a los abogados de Cuatrecasas no les pasara lo mismo y la formación era una obsesión para él.

Tanto es así, que en 2021 sus profesionales recibieron más de 48.500 horas de formación, "una verdadera universidad", como él mismo describía al despacho, que ahora despide a uno de sus hombres clave al igual que tuvo que hacerlo hace menos de un mes con el que era socio y miembro del consejo de administración de Cuatrecasas, Ricardo Echevarría, fallecido también repentinamente a los 57 años de edad.

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