“La diversidad no es tener una mujer, debe haber por lo menos 30% de representación”

Como respuesta a las cifras, como que solo 25% de los socios en las firmas de abogados del país son mujeres, en 2011 se creó WIP (Women in the Profession) Colombia, como una rama de apoyo al programa internacional del Vance Center, de Estados Unidos.

Dos de sus representantes en Colombia, Claudia Barrero, socia en PPU, y Natalia García, socia en Gómez-Pinzón, aseguraron que la diversidad en las firmas de Colombia y la región todavía es un tema pendiente, pero reconocieron “que se está avanzando” en la dirección correcta.

Además, recalcaron que es importante que estas políticas “no se queden en discursos”, pues “los resultados están avanzando lentamente”.

¿Cómo inicia WIP Colombia?

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C: Esto comienza en 2011 cuando WIP de Nueva York busca que lo ayuden en otros países frente al tema de la brecha de género y ahí organizamos un primer evento y una encuesta, que fue muy difícil de hacer porque las firmas eran muy reacias a consultar y que concluyó que solo 18% de las mujeres llegaban a socias. Tenemos dudas de ese número. A partir de esa encuesta me di cuenta que había que trabajar activamente y, cinco años después, hicimos otra, cuyo resultado subió hasta 25% y también dudamos de esa cifra.

En esas primeras encuestas la pregunta era ¿qué pasa con las mujeres? Y la respuesta es que ellas “optan por salir”. En ese caso, ¿si la mujer opta por un trabajo diferente, qué está pasando? ¿la mujer es el problema? ¿la firma es el problema? ¿es un problema cultural? La respuesta es un poco de todo. Hay que trabajar en los tres frentes. No significa que la mujer sea un problema, pero hay que darle herramientas y las organizaciones tienen que nivelar el campo de juego porque así se hace muy difícil ganar.

N: En las firmas de abogados, en principio, se trabaja por horas. Las mujeres, además de las cargas de cuidado como las familiares, en algún momento facturamos menos horas y se empiezan a quedar en el camino. Son casos puntuales, pero necesitamos nivelar esa vara para que esa mujer no se quede y luego diga “la firma no es un lugar para mí”.

Nosotras siempre nos referimos a la data, que desde hace 20 años se gradúan más mujeres, de las facultades de Derecho del país, que hombres. Una de las alternativas de esta profesión es pertenecer a las firmas de abogados y ahí la base para contratar a los recién egresados son principalmente mujeres porque eso es lo que dan las universidades. En el camino de esa trayectoria profesional esas mujeres se van perdiendo. Los que llegan a ser socios son hombres. ¿Es un tema de que las mujeres no quieren ser socias? ¿O de que en las firmas no se dan las condiciones para que ellas puedan llegar?

¿Sí ha habido cambios?

C: El sector ha cambiado muchísimo. Las firmas antes contrataban al que podían y los sueldos eran arbitrarios. No había planes de carrera. Hoy todas las firmas los tienen y hay mucha más transparencia en la contratación y en las condiciones de los abogados. El liderazgo de las firmas sabe que tienen que hacer algo porque se le da mayor valor a la diversidad y está comprobado que funcionan mejor las juntas directivas que tienen mujeres. Ahora, la diversidad no es tener una mujer, sino al menos 30% de representación. A pesar de que sí han cambiado mucho las condiciones, los resultados no han cambiado. Eso es muy extraño. Debería haber más mujeres socias, en juntas directivas y liderando organizaciones.

N: Esos resultados van muy lentos. Hay una concientización, para algunos una moda, pero el hecho es que las firmas ya están hablando del tema y eso nos parece un avance muy importante, que se generen los espacios de discusión. Hace diez años los resultados dicen que había 18% de mujeres socias en las firmas de abogados y hoy asciende a 25%. ¿Por qué lo ponemos en duda? Porque se midieron dentro del informe firmas creadas -y fundadas- por mujeres que las abrieron porque en otras no pudieron crecer.