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Judicial

Solo 4% de empresas estaría obligado a usar Compliance

Se discute modelo de derecho penal empresarial

11 de septiembre de 2019

María Alejandra Solano Vargas


Canal de noticias de Asuntos Legales

Los delitos de captaciones masivas o lavado de activos como los que se cometieron en el caso de DMG, en donde una gran cantidad de personas perdió sus ahorros, llevan a que se planteen algunas preguntas en el ámbito del Derecho como: ¿es más importante la reparación integral de las víctimas o la pena? Y de manera más directa ¿si se reparan los delitos, se puede renunciar a la imposición de la pena?

Justamente, replantear las funciones del Derecho Penal para que este sea menos sancionador y más restaurativo fue una de las conclusiones a las que se llegó en el primer Foro de Responsabilidad Penal de las Empresas y Compliance, que se llevó a cabo en la Cámara de Comercio de Bogotá.

En el evento, que era organizado en alianza con la Procuraduría General de la Nación y la firma Cáez Muñoz Mejía Abogados, se discutió el papel de la responsabilidad administrativa y penal de las compañías.

La propuesta principal de los exponentes fue que aquellas empresas que no fueron creadas para cometer delitos deben adaptar una estrategia de prevención ante la corrupción y el lavado de activos; esto para que no queden expuestas a la responsabilidad de tipo penal tras la implementación de la Ley.

“Es responsabilidad de la Junta Directiva ejercer el liderazgo ético, y es un tema de estructura de las organizaciones. No es un tema de una sola manzana podrida, sino de buenos manejos para que las manzanas no se me pudran”, aseguró Andrés López Valderrama, presidente Corferias.

En este sentido, el compliance se convierte en la columna vertebral del sistema de penal empresarial, tal como lo dijo Alejandro Mejía, socio de Cáez Muñoz Mejía Abogados. Sin embargo, 96% de las empresas en las que se enmarcan las pequeñas y medianas compañías no estaría en la obligación de adaptar su organización a este modelo.

Las empresas deben entonces adaptar programas de ética empresarial a través de modelos de compliance, no como una obligación sino como un sistema de valores de la organización. Un modelo que debe ser desarrollado con el compromiso que tiene la alta dirección junto con la participación de los empleados.

“Toda organización debe entender que hablar de estrategia, gestión y compliance es hablar de exactamente lo mismo”, agregó López Valderrama.

No obstante, las compañías deben estar atentas al “fake compliance” o “paper compliance”, que puede afectar más a las organizaciones que ayudarlas.

Según Paula Ramírez, procuradora delegada para Asuntos Penales, hay varias maneras de detectar el “fake compliance”. Una de ellos es cuando los abogados se postulan como consultores que permanecen en el anonimato de la compañía, cuando ofrecen un programa de cumplimiento en 30 minutos o cuando dicen que se exonerará al cliente de cualquier proceso penal.

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