La semana pasada surgieron dos noticias similares que me llamaron la atención; la primera me la dicen los encargados de un equipo femenino de fútbol, en un equipo rival juega un hombre que está haciendo tránsito a mujer, en su documento de entidad aparece como mujer, esta persona está jugando en un campeonato femenino de fútbol, conforme su identidad de género.
Indican que la diferencia morfológica es evidente y que ella hace cuatro o cinco goles por partido, a tal punto que muchas han optado por retirarse del campeonato pues, según ellas, los partidos en los que juega esta mujer pierden todo sentido.
También apareció un video en el que la nadadora norteamericana Railey Gaines se queja de la situación con una nadadora que, igualmente está haciendo tránsito de hombre a mujer, Lia Thomas, quien en las competencias masculinas no lograba marcas siquiera adecuadas y al iniciar su tránsito a mujer y competir con mujeres derrotó a las mejores nadadoras americanas.
Problemas adicionales aparecen y son comentados por la nadadora Gaines, la utilización de baños y vestidores y la intimidad que solicitan las personas cuando se cambian después de hacer deporte.
Supongamos, la situación contraria, que una mujer que hace tránsito a hombre es una buena gimnasta para ejercicios de pisos y decide participar en esta prueba en la categoría masculina, yo creería que en este caso también la persona que hace tránsito tiene ventaja sobre los hombres.
Acá vienen mis dudas que, repito, son fruto de mi total ignorancia. Hay deportes en que se crean categorías por peso, por ejemplo, el levantamiento de pesas o los deportes de combate, buscando competencias equitativas, pues no tiene sentido enfrentar a una judoka de 110 kilos con una de 65 kilos, el resultado de la competencia está prácticamente conocido de antemano y, sobre todo, la salud de la deportista de 65 kilos está comprometida.
Otros deportes, por ejemplo, el golf maneja un sistema que permite igualar jugadores no tan buenos con unos mejores, el hándicap, que no es más que quitar o poner puntos al resultado final con el propósito de darle ciertas ventajas a los menos buenos.
Al leer comentarios de personas de gran conocimiento de estos deportes, como el propio Michael Phelps, la respuesta es la misma, no se pero no lo veo bien. Lo cierto es que estamos frente a un problema que van a tener que afrontar de manera inteligente y eficiente. Hay quienes indican que es el fin del deporte femenino pues la ventaja por morfología parece insuperable. Otros manifiestan que se debe crear una tercera categoría, para que efectivamente haya equidad e igualdad y para comodidad de los participantes.
Igualmente hay quienes plantean eliminar la categorización por género, y crear categorías que busquen igualdad en la competencia, ya sea por peso, marcas, u otras características físicas determinables en cada competencia, como sucede en las categorías existentes en el deporte paralímpico, donde una persona con discapacidad visual no compite con una persona con discapacidad física, porque simplemente no “sería justo”
No se cual será la solución, algunos deportes no parecen tener tantas dificultades como otros, pero en general no resulta fácil de entender como en una competencia de fuerza o velocidad participen personas con una clara superioridad debido a su identidad de género, la cual se debe respetar pero que atenta contra el equilibrio competitivo.
¿Quiere publicar su edicto en línea?
Contáctenos vía WhatsApp