Cada vez es más difícil ver un equipo de fútbol colombiano jugar de igual a igual en torneos internacionales ya no con equipos argentinos o brasileros, ahora ganar frente a ecuatorianos o paraguayos resulta francamente difícil para nuestros mejores clubes. Parecería que los mejores momentos del fútbol colombiano son cosa del pasado mientras que equipos aparentemente más chicos de países con menor tradición nos pasan por encima y empiezan a ocupar los lugares de América, Nacional y Cali en Sudamérica. La crisis del fútbol colombiano es institucional; desde su cabeza administrativa se hace cada vez más difícil pensar en el juego y parecería que el día a día tiene que ver más con temas penales, civiles y administrativos que con intentar desarrollar de la mejor manera este deporte.
Desde el punto de vista jurídico se puede intentar mejorar en algo este maltrecho fútbol colombiano. Empezar por lo primero, hay que arreglar la casa; la Federación Colombiana de Fútbol y sus dirigentes están inmersos en asuntos jurídicos penales y administrativos que hacen que se pierdan recursos y sobre todo energía en su defensa. Es importante, en el alcance de las posibilidades jurídicas de los procesos, intentar terminar con estos asuntos. Ignoro los casos y la situación procesal, pero sería deseable que los dirigentes empiecen a pensar solo en fútbol y en mejorarlo.
Un tema que preocupa es la falta de planes a mediano o largo plazo en el fútbol profesional colombiano. En Dimayor no hay una presidente que dure, las decisiones se hacen pensando en lo que ocurrirá en 15 o 30 días. En los últimos 5 años han pasado por la presidencia cinco presidentes. No hay una noción de estabilidad. En general, en el fútbol organizado el presidente es una persona que dirige y organiza sin pensar que en dos o tres semanas perderá su puesto porque a alguno de los equipos no le gusta una decisión. Acá no es posible. Sería deseable tener una persona que decida sin mayores obstáculos.
Hablando desde el punto de vista de organización, es importante replantear la liga profesional, no conozco otro país donde haya más equipos en la primera división que en la segunda. Se debe pensar en un torneo de un año donde realmente gane el mejor y sin promedios ni argucias descienda el último. No conozco un campeonato donde los equipos estén más cómodos en la segunda división que en la primera. En Colombia, por reglamento, muchos equipos prefieren permanecer en la primera B. Reciben igual dinero que si estuvieran en la primera categoría, pero gastan menos. Además, otros equipos en esta categoría reciben menos dinero, lo que la hace terriblemente desigual.
La falta de competencia baja el nivel del fútbol; en Colombia los torneos de reservas se acabaron, antes era un buen plan llegar temprano al estadio para ver partidos de los mismos equipos que jugarían el torneo profesional, pero con los jóvenes que apenas empezaban. Y, ya lo he dicho varias veces, una tercera categoría o la primera “C” haría mucho más interesante todo el fútbol profesional.
El llamado de atención es fuerte, en estos momentos el fútbol colombiano está lejos de su mejor momento donde en torneos profesionales y en selecciones estábamos a la altura de los mejores a nivel mundial. Hay que empezar prácticamente de cero el trabajo por realizar es arduo, hay jugadores, hay equipos que podrían mejorar y hay público ávido fútbol, faltan cabezas que organicen una actividad que genera recursos y que ofrece entretenimiento.
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