Las últimas decisiones sobre la participación de Paolo Guerrero al Mundial de Rusia me llevan a reafirmar lo que llevo indicando hace algo más de 15 años. Al deporte le faltan buenos abogados. En el tema de dopaje, apenas ahora empiezan a aparecer manifestaciones sobre lo poco jurídico que es todo el sistema, como los derechos fundamentales son vulnerados de manera arbitraria, como no existe el debido proceso y como lo único que se busca es sancionar, ni prevenir ni ayudar. En Colombia hay multiplicidad de reglamentos y códigos sobre dopaje que solo pueden ser manejados, repito, por buenos abogados deportivos y los únicos que opinan con conocimiento son unos pocos periodistas.
La estrategia de Guerrero, o mejor de sus abogados, logró lo que se propusieron desde el momento en que tomaron el caso; jugar con Perú el Mundial, después ya veremos, lo importante claramente es, al menos, que el peruano esté empezando los partidos contra Dinamarca, Francia y Australia. Lograron acelerar procesos que generalmente tardan mucho más, se movieron, negociaron, siempre en la búsqueda de su objetivo inicial y al final Guerrero va a Rusia.
Distinto es el caso de Froome, en el cual la estrategia de los abogados es la opuesta, esperar, alargar, seguramente utilizar todos aquellos instrumentos que unos reglamentos mal redactados y aplicados por dirigentes con poca claridad jurídica. A pesar de tener un problema de dopaje, el ciclista logró ganar el Giro de Italia. Otra vez abogados competentes.
No tiene sentido que el deporte siga dependiendo de abogados, poco preparados en temas específicos de deporte y cediéndoselo a abogados importantes en otras disciplinas. Un contrato de trabajo de jugador de fútbol mal redactado le puede representar al club empleador la pérdida del mismo. En Colombia grandes jugadores han salido libres por malos contratos, Santiago Arias, por mencionar alguno de los más importantes, el mejor jugador de la liga holandesa, salió prácticamente gratis de su antiguo club precisamente por problemas en su contrato de trabajo.
El contrato de trabajo de un alto funcionario de cualquier empresa multinacional que se gane $100 millones de salario será elaborado por un equipo jurídico que revisará hasta la última coma, en el fútbol lo realiza una secretaria o un estudiante de derecho que le gusta el fútbol y que solo cambia el nombre y los números. Los equipos profesionales de fútbol en Colombia tienen muy poco conocimiento jurídico, pocos tienen abogados con conocimientos de derecho deportivo y menos alguna asesoría externa. Es hora de entender que somos necesarios, los jugadores y los agentes están muy bien asesorados y utilizan todas las facilidades que esta ignorancia les ofrece.
Finalmente, las federaciones deportivas en Colombia, salvo la de fútbol, manejan todo desde un círculo cerrado de dos o tres personas, con mucho tiempo en el deporte y poco conocimiento, que redactan reglamentos copiándolos de quien sabe dónde y ponen abogados de bolsillo en comisiones disciplinarias.
Son muchos los abogados jóvenes y brillantes que en Colombia se dedican al derecho deportivo, bien preparados con más de dos idiomas y especializaciones en las mejores universidades, es el momento en que se piense en ellos para mejorar nuestro deporte. Es el momento para contar con ellos, que seguramente mejorarán las prácticas, los reglamentos y en general las instituciones.
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