Recientemente, desde el Movimiento Mira presentamos un nuevo proyecto de ley ante el Congreso de la República, con el ánimo de oficializar un año más de formación en el bachillerato. La propuesta tiene por objeto que no se cursen 11 años, sino 12, en el paso por ese nivel de educación.
Ahora bien, la iniciativa va mucho más allá de lo que algunos han pretendido afirmar, pues no se quiere con ella simplemente dilatar el ingreso de los jóvenes a la formación técnica, tecnológica o profesional.
El grado 12, como lo estamos proponiendo, permite que el último y nuevo año de estudio, sea seleccionado por el estudiante como un nivel electivo, especializado, optativo, gratuito y homologable. Por este medio se quiere promover la participación y formación de los estudiantes que han finalizado el grado 11, reconociendo al mismo tiempo, la necesidad de una educación continua que fomente oportunidades reales, efectivas y pertinentes para el acceso a la educación superior.
Si bien es cierto que puede considerarse como una propuesta novedosa por estos días, en el pasado Colombia ya había contado con esta figura en algunas instituciones educativas, según su especial vocación. Basta recordar por ejemplo a los bachilleratos industriales, con su año adicional de especialización, o a los normalistas que tienen hasta 2 años más de formación, por encima de los 11 genéricos para todos los alumnos.
Incluso, es conocida la experiencia en diferentes regiones con lo que está sucediendo respecto del sistema de los 12 años. Algunos colegios privados bilingües, que hacen uso de métodos internacionales en su formación, están aplicando esta estrategia, obteniendo resultados notables en diversas pruebas, pero sobre todo, en el logro de los objetivos que se han planteado frente a la educación de los estudiantes.
El proyecto también reconoce nuestras necesidades, pues no podemos compararnos válidamente con otros país que le están apostando a la disminución de años en el bachillerato. La realidad socioeconómica nos muestra que poder graduarse con mayores competencias que permitan, bien el asumir una realidad laboral, o ingresar a la Educación Superior con mayor certeza vocacional u orientación profesional definida, es un requerimiento muy sentido entre la población.
Incluso, hoy podemos ver que algunas universidades colombianas que hace algún tiempo quisieron implementar los pregrados en menos de los tradicionales 10 semestres, están replanteando el esquema para incrementar nuevamente el número de créditos necesarios para obtener los títulos.
Se ha abierto nuevamente la discusión, los elementos están sobre la mesa y el debate sobre la Educación, en el orden del día. Se hablará no solamente de cobertura, o de calidad, sino también de pertinencia y profesionalización para el desarrollo de Colombia.
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