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OPINIÓN

Un cambio para mejorar

28 de mayo de 2022

Cristian Velandia Rocha

Presidente de JAM Colombia
Canal de noticias de Asuntos Legales

Bien es sabido que hoy Colombia se enfrenta a la determinación de su futuro a partir de dos modelos económicos propuestos por las actuales candidaturas presidenciales, por lo tanto vale la pena postular algunas de las características históricas del modelo del cual hoy todavía goza Colombia, cual es el liberalismo económico o capitalismo y cómo ha impactado en el mundo, así como del papel del Estado en este sistema y las amenazas a que se expone con la propuesta de un modelo distinto, como el socialista o centralista.

En los siguientes términos describe la historiadora económica Deirdre Mc Closkey la repercusión del sistema de economía liberal sobre la humanidad: “el verdadero sustento de los pobres ha sido el crecimiento económico, el gran enriquecimiento, que ha incrementado los ingresos reales en los últimos dos siglos 30 veces; es decir, aproximadamente 3.000%”.

Tal ha sido el impacto de las libertades individuales desde la declaración de independencia en Estados Unidos, con consignas y postulaciones como la igualdad de todos ante la ley, así como de la declaración de derechos del hombre, ayudando a lograr en buena parte de la humanidad el tránsito entre la dominación por la fuerza física de los pocos sobre los muchos, como constituyó la esclavitud o el feudalismo, a la posibilidad de lograr el lugar querido en la sociedad a partir de la libertad de la determinación propia, según inclinaciones, y en concomitancia con la libertad de asociación con otros que lo mismo persiguen, la libertad de empresa, la propiedad privada y el Estado de Derecho.

Estos postulados han permitido al hombre salir de la dominación de pocos y procurarse una vida más acomodada, retomando las palabras de Mc Closkey, incrementando hasta en 30 veces los ingresos reales per cápita desde hace tres siglos hasta ahora e incorporando el concepto de la clase media en las sociedades modernas y contemporánea, inexistente antes.

A su turno Simón Bolívar, en Decreto del 21 de mayo de 1820 sobre la Agricultura y Comercio para el Desarrollo Económico, seducía e impulsaba el emprendimiento de crianza de ganado caballar, vacuno y lanar, así como de cultivos de añil, cacao, café, algodón y otros, y el establecimiento de cualquier género industrial útil, prometiendo como contraprestación a las referidas iniciativas la concesión de premios a los que presentaran estas iniciativas; todo lo anterior basado en el interés de los particulares de la explotación de su propiedad privada y el espíritu industrioso del pueblo, estimulando este último con el otorgamiento de premios y promoviendo el capitalismo.

De otro lado en la era contemporánea, la isla de Singapur, antiguamente detentadora de gran pobreza, logró el tránsito a la riqueza al punto de ser el cuarto país con mejor ingreso per cápita del mundo, a partir del capitalismo, especialmente, de los servicios financieros y la inversión extranjera acompañada de leyes amigables para la atracción de riqueza del exterior, logrando una sociedad equiparada desde la capacidad adquisitiva con la creación de puestos de trabajo bien remunerados y no desde la pobreza, como lo postula el socialismo.

En suma, el capitalismo ha conducido, como nunca, a la era en que el mundo ha conocido sus niveles más bajos de necesidad, con mucho margen para mejorar, pero que a partir del producto de las libertades individuales y no de la obsecuencia con la voluntad de unos pocos y acompañado de la estabilidad que le brinda el Estado de Derecho ha logrado el mejoramiento de la calidad de vida de los seres humanos.

Finalmente, vale la pena reparar en otros logros verdaderamente progresistas, como los de las democracias de Alemania, Austria o Hungría, que introduciendo el concepto de la democracia militante han conseguido eliminar de sus sociedades y partidos políticos las doctrinas comunistas y centralistas, así como nacional socialistas, teniendo en cuenta que provienen de un raigambre totalitario y no deben ser camufladas en la democracia, al asecho de la misma, como postuló tantas veces Jean Francios Revelle.

En suma no viremos al comunismo, donde retrocedemos más de 2 siglos al servicio de unos pocos, los comunistas mil veces ricos y avaros, y cambiemos para mejor.

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