En una reciente entrevista con Daniel Roth, editor en jefe de LinkedIn, para su portal de noticias, el expresidente de los Estados Unidos Barack Obama dijo que su mejor consejo para lograr el éxito en cualquier carrera es “simplemente aprender cómo lograr que las cosas se hagan” (“just learn how to get stuff done”). Obama dijo que ha visto, en todos los niveles, gente que es muy buena describiendo los problemas, personas que explican de forma muy sofisticada por qué algo salió mal o por qué algo no se pudo arreglar, pero que él siempre ha buscado personas que, sin importar que pequeño o grande sea el problema, digan “déjenme a mí solucionar el problema”. Según el expresidente, las empresas, con seguridad, tendrán en cuenta a aquellas personas que proyectan una actitud de “lo que sea necesario lo puedo manejar y lo puedo hacer”. Para Obama, las personas se deberían preocupar más por “aquello que quieren hacer” que por “aquello que quieren ser”.
Típicamente, en un ambiente profesional, el ser está íntimamente ligado al hacer. En el mundo moderno, para ejercer una actividad profesional, es un requisito haberse formado académicamente. Actualmente nadie se imagina que una persona que no haya pasado por la facultad de medicina, que no se haya graduado como médico y que no cuente con su tarjeta profesional emitida por el Colegio Médico Colombiano pueda ejercer como facultativo. Es decir, para actuar como médico se debe ser médico. Lo anterior aplica, de la misma forma, para la mayoría de profesiones: para actuar como arquitecto, se debe ser arquitecto; para actuar como contador, se debe ser contador; para actuar como ingeniero, se debe ser ingeniero.
De la misma forma, para ejercer como abogado se requiere haber cumplido ciertos requisitos específicos tales como haber obtenido el título de abogado en una universidad autorizada legalmente para el efecto, haber realizado exitosamente el examen profesional, y para ciertos asuntos (como litigar), se requiere contar con la tarjeta profesional de abogado emitido por el Consejo Superior de la Judicatura. Aunque muchos nos divertimos con la serie Suits (o La ley de los audaces por su traducción para Latinoamérica) en la que uno de los protagonistas, gracias a su memoria eidética, logra ejercer como abogado en Nueva York a pesar de no haber cursado, y por lo tanto, no haberse graduado de la escuela de derecho, creando toda una serie de situaciones divertidas, lo cierto es que, por fuera de la ficción, esa “hazaña” (que en realidad constituye un delito) resultaría difícil de materializar. Lo anterior, debido a que (y lo que voy a decir puede sorprender a muchos lectores no abogados), lejos de aprender de memoria las leyes y los códigos, los estudiantes de derecho aprenden una forma de pensar y una forma de ver la vida en sociedad con base en unos principios muy específicos. Es decir, no es suficiente saber unos cuantos artículos de los códigos y tener buena memoria. La práctica exitosa de la profesión pasa por contar con una lógica jurídica sólida fundamentada en principios jurídicos claros.
Los principios y la lógica jurídica es lo que les permite, por ejemplo, a los tributaristas seguir actuando como tal a pesar de que en Colombia se cambia, más o menos, el estatuto tributario cada dos años.
En otras palabras, en la profesión jurídica actuar como abogado impone necesariamente ser abogado. Sin perjuicio de esta realidad, creo que el consejo de Obama es sumamente valioso para los profesionales del derecho en la actualidad. En particular para los abogados que asesoran clientes no abogados. Ya sea en abogados de firma o abogados in-house en empresas, los clientes buscan una respuesta o solución clara y específica. Ellos dan por sentado que la respuesta que les demos está fundamentada y tiene un análisis potente detrás. Pero en mi experiencia los clientes no abogados valoran mucho más una respuesta directa y una solución específica a sus problemas que un gran análisis confuso que no les dé soluciones. Cuando un cliente recurre a un asesor legal quiere que dicho asesor, como dice Obama, se encargue del problema y busque la forma de solucionarlo. El expresidente Obama ofrece un consejo pragmático y práctico que creo que nos cae muy bien a los abogados que actuamos como asesores.
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