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OPINIÓN

El elogio de la locura en la OMC

05 de octubre de 2020

Gabriel Ibarra Pardo

Socio de Ibarra Rimon
Canal de noticias de Asuntos Legales

Las inconsistencias y contradicciones están haciendo estragos en las relaciones económicas internacionales y la administración Trump ha liderado el desorden.

Así, mientras ese gobierno venía expresando su preferencia por los acuerdos comerciales bilaterales, como principio rector de las negociaciones comerciales, el pasado 20 de agosto el USTR, Robert Lighthizer, en un artículo publicado por el Wall Street Journal, se fue lanza en ristre contra los acuerdos bilaterales aduciendo que ellos llevaban a un escenario salvaje de tarifas desiguales y que socavaban el principio de la Nación más Favorecida, pilar de la OMC.

Propuso, además, un sistema de solución de controversias de única instancia, para la OMC, con un mecanismo para controvertir los reportes erróneos de los paneles, sólo en casos excepcionales

Desde el 2017 la administración Trump, comenzó a bloquear sistemáticamente la elección de los miembros del Órgano de Apelaciones (OA), lo que ocasionó que finalmente en diciembre del 2019 ese órgano quedara completamente inoperante al vencerse el término de dos de los tres miembros restantes – se requiere un quorum de tres para deliberar-. A partir de ese momento, todas las apelaciones han quedado sin solución.

Según EE. UU., el OA ha quebrantado las normas procedimentales y sustanciales de la OMC, ha interpretado el tratado excediendo su alcance, y se ha arrogado facultades de una corte internacional, que nunca le han sido otorgadas ni reconocidas. Esta semana, en una conferencia virtual sobre la resolución de conflictos de la OMC, Dennis Shea, embajador de Estados Unidos ante esa Organización, afirmó que el OA nunca tuvo funciones de una corte internacional. Para Shea las funcione del Órgano no van más allá de emitir recomendaciones que asistan al OSD.

Sin embargo, a pesar de su bloqueo y de las críticas, Estados Unidos tomó la decisión de apelar, ante un desmantelado Órgano de Apelaciones, el reporte del Grupo Especial del Órgano de Solución de Diferencias (OSD) quien en la disputa “Estados Unidos — Medidas compensatorias sobre la madera blanda procedente del Canadá” (DS533), declaró el incumplimiento por parte de EE.UU, de las obligaciones adquiridas por este país en el marco del Tratado.

Canadá ha manifestado que la apelación tuvo como propósito deliberado dejar la disputa en un limbo jurídico, y evadir las obligaciones de los Estados Unidos, pues el recurso se radicó a sabiendas de la inoperancia de ese órgano, como resultado del bloqueo ejecutado por el mismo apelante. Ha dicho también que, en ese contexto, la apelación no ha tenido otro fin que el de frustrar su derecho de acceder a los mecanismos de resolución de conflictos.

Al margen de lo anterior, el caos que se ha generado es de una gravedad inusitada, toda vez que, sin un órgano de cierre que permita dirimir las controversias de manera definitiva, el sistema quedara a merced de la ley del más fuerte y se impondrán las vías de hecho.

Ante esta encrucijada algunos estados suscribieron un Acuerdo Provisional de Arbitraje de Apelación Multipartita (MPIA por sus siglas en inglés), en virtud del cual han convenido no apelar los reportes emitidos en primera instancia, por el panel del OSD, en aras de evitar la incertidumbre jurídica que ello acarrea. En vez de ello, se ha estipulado tramitar la segunda instancia ante los árbitros del MPIA mientras el OA se encuentre inoperante.

Es un hecho que el sistema multilateral de comercio ha entrado en un estado de sinrazón que amenaza su futuro.

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