Desde hace más de una década, nuestro país ha incentivado las inversiones en Ciencia, Tecnología e Innovación (CTeI) con el fin de lograr un sistema robusto y constante que mejore los índices locales y con ello impacte positivamente la economía.
Fruto de dicho esfuerzo, nuestro país ofrece una serie de ventajas en el ámbito tributario, incluyendo deducciones y exenciones para que los empresarios logren cumplir dos objetivos: innovar (como una exigencia de supervivencia de cualquier agente del mercado) y lograr eficiencias tributarias y beneficios económicos directos a partir de los proyectos de CTeI.
Falta mucha articulación entre los participantes del ecosistema CTeI y existen brechas entre la academia, la industria y el empresariado en general.
Es común encontrar investigadores y académicos tratando de solucionar problemas técnicos, que no necesariamente vienen de una necesidad real del mercado (sea de una empresa o de un sector industrial), entonces una vez logran la solución, se trata de tecnologías que difícilmente trascenderán al mercado.
También encontramos empresas que inician procesos de innovación y desarrollo por su propia cuenta, sin buscar apoyo en centros de investigación o universidades. A veces no lo buscan por evitar divulgar aspectos esenciales de sus proyectos y otras por desconocimiento de los beneficios, pero lo cierto es que desaprovechan una serie de ventajas que en materia fiscal/tributaria podrían obtener.
Dentro de los beneficios más importantes está la deducción de 175% del valor de la inversión realizada en proyectos CTeI, siempre que se cuente con el aval de un actor reconocido por Colciencias (hoy en día Minciencias) y siempre que se haya accedido dentro de la oportunidad correspondiente al cupo de deducción.
Sumado a lo anterior, están los beneficios en materia de exenciones de IVA para importación de tecnologías requeridas para la ejecución de este tipo de proyectos, entre otros aspectos.
Pero lo más importante de todo es que los beneficiarios de estos incentivos tributarios seguramente tendrán un impacto positivo al innovar e implementar proyectos de ciencia y nuevas tecnologías, generando así mayor competitividad y creando una cultura de innovación que nos permita evolucionar como país.
La articulación es necesaria para que se logre tener un sistema consolidado a largo plazo. Existen herramientas legales para garantizar que en estos ejercicios de articulación (Empresa-Academia-Centros de Investigación-Estado), no se presenten afectaciones de las partes que se vinculan, protegiendo la confidencialidad, los secretos industriales y empresariales, y definiendo con absoluta claridad los roles de cada partícipe.
Es vital que desde el inicio se estipulen condiciones claras frente a titularidad de derechos sobre invenciones, explotación económica (porcentajes de participación), toma de decisiones estratégicas (marca, mercado, territorio, modelo de negocio) y solución de conflictos.
Con este panorama, invitamos a todos los empresarios, investigadores, industriales, universidades y agentes del mercado a crear alianzas estratégicas para implementar proyectos de CTeI, contando con apoyo especializado desde el comienzo para que las inversiones que realicen representen acceso a las deducciones y exenciones descritas, sin olvidar la importancia de asegurar los resultados por medio de la propiedad intelectual.
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