Sin embargo, creo que los que padecemos el día a día en esta ciudad que defendemos y defenderemos, hemos llegado a un punto de no retorno. Bogotá se ha vuelto invivible, y esto se debe a muchos factores, todos los cuales tienen su caldo de cultivo en un mandatario inepto, populista, incapaz, improvisador, que de progresista poco tiene.
Nuestro ilustre burgomaestre ha cometido todos los errores que hasta la persona mas incapaz hubiera podido evitar. No hay quien lo quiera ni quien se atreva a defender su pésima gestión.
No hablemos del famoso esquema de basuras, sobre el cual la Procuraduría General de la Nación, en doble instancia, ya se pronunció, destituyéndolo e inhabilitándolo por 15 años, fallo que con argucias jurídicas no ha sido posible aplicar.
Empecemos por la seguridad. Los bogotanos y los no bogotanos que padecemos con cómplice silencio esta ciudad, no nos sentimos seguros. No nos sentimos seguros retirando dinero de un cajero, ni sacando plata del banco, ni cogiendo taxi, ni bus, ni Transmilenio, ni caminando por la calle, ni hablando por celular, ni saliendo de un centro comercial. Somos víctimas permanentes del fleteo, del cosquilleo, del raponazo que creíamos extinto, del atraco a mano armada, de la escopolamina, de la llamada millonaria y de cuanta nueva modalidad se le ocurra a los muy creativos bandidos que orondos se pasean por la ciudad sembrando el miedo y el desasosiego.
En cuanto a la infraestructura de la ciudad, da tristeza, lo único que ha cumplido el Alcalde es con la promesa de la no construcción de la Avenida Longitudinal de Occidente (ALO), de resto promesas incumplidas. Contrariando los principios de la contratación estatal, trajo la famosa máquina tapahuecos, para que en un tiempo record de 6 meses y por un valor superior a los 11.000 millones de pesos tapara 220.000 huecos a lo largo y ancho de la ciudad. Según informe de prensa, a agosto del presente y luego de varias suspensiones, la famosa máquina había tapado 174 huecos. Si a esto le sumamos la ola invernal que esta empezando, fácilmente, dado el estado actual de las vías, el número inicial de huecos se duplicará y con seguridad prorrogarán y adicionarán el contrato hasta agotar el 50% que la ley permite.
Honrando su altísima capacidad de improvisación, ha cambiado el pico y placa, lo ha extendido, lo ha reducido, ha restringido el acceso al centro de la ciudad a los vehículos particulares que no lleven como mínimo 3 ocupantes, y lo último, de un solo plumazo le quitó a los vehículos particulares, para dárselo de manera exclusiva al ineficiente transporte público, el 33% del área transitable a la carrera 7, una de las pocas vías que podía ser aún utilizada por todos aquellos que tenemos que atravesar la ciudad para cumplir con nuestras labores.
Creería uno que con tanta medida, la movilidad en Bogotá ha mejorado, pero no, cada día es mas lenta la movilización y mas congestionada y caótica la ciudad.
Como si todo lo anterior fuera poco, Metrovivienda, empresa industrial y comercial de la Alcaldía Mayor de Bogotá que promueve la construcción y adquisición de vivienda de interés social, anunció la construcción de viviendas de interés prioritario (VIP) para víctimas del conflicto en barrios como Chicó y Santa Bárbara, y el Alcalde, con el populismo que lo caracteriza afirmó en su cuenta de twitter que estos proyectos buscan reducir la segregación social en la ciudad. Duele ver como el Alcalde capitalino abusa de la ilusión de todas las víctimas del conflicto que aspiran a una vivienda digna, en proyectos que contribuyan a una urbanización planificada, incluyente y ambientalmente sostenible y acorde con sus necesidades.
Nada de eso se va a dar, podrá construir esas 372 VIP que ingenuamente promete, a un costo de $30.000 millones, pero lo que no podrá es lograr que el entorno se ajuste a las necesidad de las 372 familias favorecidas, que seguramente tendrán que coger Transmilenio y atravesar la ciudad para poder hacer mercado en condiciones que se adecuen a su presupuestos, para llevar a sus hijos al colegio y realizar actividades de recreación.Tristemente nuestro enajenado Alcalde no deja de sorprendernos.
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