La semana pasada estuvo para alquilar balcón: el gran debate suscitado entre las polémicas declaraciones de Jorge Humberto Botero, quien propuso la eliminación de las zonas francas en Colombia, con la vehemente defensa del Régimen por parte del presidente de la Andi Bruce MacMaster y del presidente de Analdex, Javier Díaz.
Debo reconocer que Jorge Humberto Botero ha sido uno de más activos ministros de Comercio Exterior (2004-2007). Se le abona a Jorge Humberto Botero el haber propuesto e iniciado el Acuerdo de Libre Comercio con los Estados Unidos, que culminó años después con la firma del tratado y el haber sido el padre de las nuevas zonas francas en Colombia. De su puño y letra salió el texto de la ley 1004 de 2005 que transformó las antiguas Zonas Francas de exportación en las modernas Zonas Francas de inversión, empleo y competitividad, con un imporenta hoy del 20%.
Él es el responsable, directa o indirectamente, de los 250.000 empleos directos que hoy generan las zonas francas en Colombia y de los 500.000 empleos a los que llegarán al final de este Gobierno, si las cosas salen bien.
Durante la década que ha transcurrido desde que Jorge Humberto dejó el Ministerio de Comercio Exterior, ha pasado mucha agua debajo los puentes, y el número de zonas francas en el mundo se ha duplicado en los últimos cinco años, pasando de 1.800 a 3.500 en 135 países.
Además, se han creado nuevos tipos de zonas francas como las de e-commerce internacional, para las impresoras digitales, los procesos robotizados en la China; las zonas francas para las incubadoras de empresas y los servicios de alta tecnología en Dubái, o las zonas francas que albergan los grandes data centers del mundo, para las nubes informáticas.
Pero el debate suscitado entre los diferentes gremios del Consejo Gremial Nacional es el tema de mayor importancia para el sector empresarial colombiano: ¿Debe o no tener Colombia una buena propuesta de nivelación fiscal internacional, sí o no?
Por una parte está el equipo de Jorge Humberto Botero, quien lideró por cinco años el sector de las zonas francas en Colombia y hoy se opone a ellas, acompañado de Sergio Clavijo y Guillermo Perry, quienes aseguran que no debe haber distorsiones fiscales en Colombia y que con el impuesto del 37% de imporenta podremos competir, analizando fundamentalmente los requerimientos tributarios internos y la geopolítica nacional.
El otro bando está encabezado por el presidente Iván Duque, el ministro de Comercio, Industria y Turismo, José Manuel Restrepo, el presidente de la Andi, Bruce MacMaster y el presidente de Analdex, Javier Díaz, quienes han afirmado que las zonas francas son un mecanismo muy importante en Colombia y en el mundo para atraer inversión y nuevos proyectos y es el único instrumento con que cuenta nuestro país para nivelarnos a la feroz competencia internacional.
Yo debo confesar que me uno al bando liderado por el presidente Duque, pues sólo con la tarifa del 20% que brindan las zonas francas podemos acercarnos a la propuesta de valor de otras 600 zonas francas que hay en América Latina, muchas con un imporenta del 0%, al 20% de la nueva zona libre de 85.000 kilómetros al Norte de México, al 21% de imporenta aprobado recientemente en EE.UU., o al 22% que es el promedio de los países Ocde.
Hace muchas décadas que no llega a Colombia un gran proyecto internacional, una ancla o una mega inversión y es urgente revertir esa tendencia.
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