Francia y Colombia han sido socios estratégicos durante mucho tiempo, y la importancia de esta relación va creciendo. El mismo informe revela que entre 2004 y 2013, el comercio entre los dos países se ha triplicado. Revela también que el número de compañías colombianas capaces de competir a nivel internacional va subiendo. Un ejemplo de esto es la adquisición por parte de la empresa colombiana Argos de una filial del grupo francés Lafarge en 2014.
Así pues, y dada la amplitud de dichas relaciones económicas, resulta primordial ayudar a los empresarios de ambos países a la consecución de negocios recíprocos entre Francia y Colombia.
Es por lo anterior que, en 2015, en el marco de la visita oficial del Primer Ministro francés a Colombia, los gobiernos de los dos países suscribieron un convenio fiscal. Si bien, el Parlamento francés ya aprobó dicho convenio, todavía debe ser discutido y aprobado por el Congreso colombiano.
El modelo de convenio fiscal más usado es el elaborado y revisado por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (Ocde). Este modelo ha sido usado por Francia en los 122 convenios que tiene vigentes. Dicho modelo sirvió también de base de negociación al convenio colombo-francés.
Este tipo de convenio evita que los contribuyentes residentes o domiciliados en aquellos países suscriptores incurran en doble tributación sobre una misma renta o bien y sobre un mismo periodo fiscal.
Apunta también a luchar contra la evasión fiscal. Y en este sentido, trae una innovación fundamental, especialmente para Colombia. Es uno de los primeros en el mundo que aborda el problema de la erosión de las bases fiscales y las transferencias de utilidades (Beps por sus siglas en inglés).
La Beps es un fenómeno nacido de la globalización, permitido por los convenios fiscales que no tienen mecanismos de salvaguardia eficientes contra los abusos de derecho. Tiene dos efectos negativos principales.
Según la Ocde, se pueden perder hasta US$240.000 millones en ingresos fiscales cada año. Los más afectados son los países en desarrollo quienes necesitan recursos importantes en inversión pública.
Las estrategias de optimización fiscal de las empresas multinacionales basadas en estos convenios generan inseguridad para dichas empresas. Por ejemplo, la transferencia artificial de beneficios al extranjero por parte de Apple llevo la Unión Europea a imponerle una multa de 13.000 millones de euros.
Frente a tales cuestiones, la Ocde ha iniciado el “Proyecto Beps”. Y en este marco, ha creado un foro específico dedicado a encontrar soluciones. Colombia, quien espera integrar la Ocde pronto, es miembro de este foro.
Además de prevenir la doble imposición, el convenio colombo-francés integra los más recientes desarrollos del “Proyecto Beps”. Para Renault Colombia, por ejemplo, la entrada en vigencia del convenio “permitiría un ambiente más favorable a las inversiones ya que dan seguridad jurídica al inversionista y otorgan herramientas que ayudan al país a evitar la evasión fiscal”.
Este acuerdo, una vez vigente, será uno de los primeros en el mundo en buscar conjuntamente la estimulación de las inversiones internacionales y la protección de los esfuerzos públicos en el desarrollo del país.
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