La sensación de muchos de nosotros como abogados al finalizar 2020 puede parecerse mucho a haberse caído, sin previo aviso, a una piscina después de haber dado unas 100 vueltas en el borde. Si se siente identificado con esto, le pido que en los próximos tres minutos haga un voto de confianza en la solución que propongo: es hora de que los abogados estrenemos gafas.
¿Por qué debemos estrenar gafas los abogados?
Este 2020 nos llevó como abogados a sentirnos desubicados, cansados, indecisos y a la expectativa de lo que 2021 depare para nosotros. Esto puede deberse a grandes logros, pérdidas, salidas y entradas de clientes, de colegas, pérdida de seres queridos, cambios de oficina, de empleador o incluso, al desempleo. Caer al agua e intentar salir nunca es sencillo y menos después de haber dado vueltas, pero estoy seguro que terminando 2020 hemos podido sacar la cabeza y observar el entorno como si nos hubieran puesto unas nuevas gafas.
Con ellas, lo que antes se veía lejos, lo tenemos al frente, lo que veíamos cerca, se pierde en el horizonte. Es más, ahora vemos nuevos elementos y echamos de menos otros que se desvanecieron. Esto es fundamental y por ello como abogados, además de estrenarlas debemos dejárnoslas puestas y actuar sobre lo que vemos.
Sacar la cabeza implica encontrarse con términos como transformación digital, calidad de vida, diseño, innovación, bienestar, estrategia y mercadeo. Esto puede producirnos miedo, pues desde nuestra formación nos sentimos a gusto con términos más familiares como prescripción, usucapión o abrogación. 2021 es el año en el que debemos tomar una decisión: volver a sumergirnos en el agua y dejar que las nuevas gafas salgan flotando, o salir sin pausa y sin prisa del agua y haciéndose buenas preguntas.
¿Cómo pasar de las gafas a las preguntas?
Este pequeño manual para salir del agua en 2021 comienza buscando que hoy nos hagamos preguntas clave como abogados, personas y firmas. ¿Quiénes somos? ¿Cómo llegamos hasta dónde estamos? ¿De dónde venimos? ¿Qué es importante para nosotros? ¿Qué va a ser importante para nosotros en 3 años? ¿A dónde queremos llegar?
Estas preguntas iniciales nos pueden llevar a otras un poco más profundas como, por ejemplo, ¿Para qué hago lo que hago?, habiendo decantado eso que es importante, ¿Cuál es mi rol como abogado o como firma en este momento?, ¿será que mi formación me dio las herramientas necesarias para este momento? ¿Cómo he estado utilizando mi tiempo en los últimos meses? ¿Cómo quisiera utilizarlo?
Hacernos estas preguntas es una clara señal de que algo ha cambiado y nuestra tarea es entonces entender qué cambió. Para ello reconozcamos que hay cosas que no sabemos y que necesitamos de otras disciplinas, pensemos en los nuevos trabajos de nuestros clientes, trabajemos en nuestra inteligencia emocional, actuemos desde el servicio y la cooperación, desarrollemos competencias digitales, de comunicación y busquemos maneras de innovar de manera sencilla.
En este año nuevo estrenemos gafas, es decir, abramos la mente, perdámosles el miedo a los nuevos conceptos y busquemos la manera para que en una misma frase se pueda decir que un excelente abogado puede practicar un deporte, ser músico, anhelar una familia, llevar un estilo de vida saludable y hacer realidad muchas otras determinaciones que hayamos encontrado mientras estuvimos en el agua.
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