El signo solicitado quería identificar productos especializados en el cuidado del cabello como cremas y aceites
16 de mayo de 2020Los consumidores pueden encontrar una amplia variedad de productos cosméticos en el mercado. Sin embargo, como ocurre con todos los sectores hay marcas que tienen un mayor reconocimiento. L’Oréal Paris es una de ellas, y en esta ocasión, se presentó ante la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) para oponerse a la solicitud de registro de una marca.
Se trataba de Kerastar, signo que fue solicitado por Víctor Julio Jiménez y con el cual pretendía identificar productos para el cuidado del cabello, cosméticos y tratamientos, entre otros artículos de la clase tres de la Clasificación Internacional de Niza.
L’Oréal quería defender su marca previamente registrada Kérastase, la cual identifica sus productos dentro de la misma clase de Niza que Kerastar, además de tener una composición ortográfica muy similar. Con esto, la compañía opositora señaló que los consumidores podrían confundirse e, incluso, asociar los signos al mismo origen empresarial.
“Los productos que identifican los signos en conflicto tienen la misma naturaleza y finalidad, se encuentran dirigidos a los mismos consumidores, tienen usos conjuntos y complementarios, por lo que comparten los mismos canales de comercialización y publicidad”, concluyó la opositora en la Superindustria.
El solicitante de Kerastar respondió a los argumentos para defender el registro de su marca y señaló que esta contaba con elementos gráficos distintivos como la figura de una estrella y el uso de colores especiales.
Luego de escuchar a las contrapartes, la SIC realizó el estudio de irregistrabilidad y el cotejo de marcas. Sin embargo, la entidad encontró que estas eran similarmente confundibles al tener elementos que se parecían.
Además, como existía una conexidad competitiva entre los productos que identificaban las marcas, la Dirección decidió declarar fundada la oposición de L’Oréal y negarle el registro a la marca Kerastar.
Angela Amaya, socia de Amaya Propiedad Intelectual, señaló que como consecuencia de las similitudes y conexidad “su coexistencia en el mercado generaría un riesgo de confusión en el público consumidor”.
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