Onceavo mandamiento: no dar papaya
El título de esta columna es un dicho muy común entre nosotros los colombianos, y en este caso va referido a las decisiones que ha tomado el Alcalde Gustavo Petro en su año y tantos días de mandato.
Es cierto que existe cierta persecución al Alcalde, nadie lo puede negar, que no lo quieren dejar gobernar, es evidente; pero como el título de esta columna Petro no ha hecho más que darle papaya a sus contradictores.
En su momento fui un defensor de la idea de un nuevo modelo de basuras, no dude un segundo desde este espacio dar un apoyo irrestricto al Alcalde en su decisión valiente y hasta me arriesgué a decir que no creía que él fuera tan ingenuo de salir con una improvisación, pero si, logró derrotar mi optimismo y entusiasmo por este nuevo modelo, los mismo se basaban en sus declaraciones, me ilusionaba la idea de equiparar en eficiencia a los sectores público y privado.
En el instante cuando fracasó su modelo de basuras sentí un gran desazón, no por que tuviera afinidad política con el Alcalde, sino todo lo contrario, al ser casi que opuestos en algunos conceptos y que una de sus banderas me haya generado tal expectativa me llevo del cielo al infierno por caer en su juego de palabras. Esta semana el Alcalde volvió a poner la papaya para que sus opositores la partieran, la junta directiva decidió nombrar al señor Fernando Gómez como nuevo gerente de la Empresa de Energía de Bogotá, una empresa que ha sido ejemplo en ejecución y administración.
El nombramiento de Fernando Gómez es tan desatinado como sus trinos en Twitter; una persona que tiene ese uso tan inadecuado del lenguaje no merece si quiera ser compañero de viaje en metro cable de doña Gloria, célebre por sus expresiones subidas de tono al sentir el temor a las alturas. Algunos de los mensajes en Twitter de Fernando Gómez fueron dados a conocer por Noticias Uno oportunamente, hecho que generó de nuevo una caída en la acción de la EEB, pero no debemos pensar que este bajonazo es solo por unas expresiones fuera de lugar, su caída viene además respaldada por una persona que en otros ámbitos es cuestionado por manejos indelicados de sus compromisos y obligaciones, situaciones que sumadas a su indelicada forma de interactuar en las redes sociales dieron paso a que “estoicamente” diera un paso al costado.
Como bogotano agradezco el gesto de apartarse de ese cargo directivo, y no por ser valiente y no querer afectar aún más a los habitantes de esta ciudad, sino porque estaba seguro que su marcada ineficiencia iba hacer que la labor de su antecesora quedara perdida y sin rumbo, toda vez que su idea principal era la de fusión de las empresas públicas, algo con lo que en este momento no puedo estar de acuerdo; sumado a los cuestionamientos por situaciones de “indelicadezas privadas”. Señor Alcalde, este espacio no es de oposición, como lo he dicho antes si a usted le va bien, a nosotros los bogotanos nos va mejor, así que lo invito a que reflexione sobre cómo se está administrando la ciudad y deje de dar papaya, si sus ideas son buenas cuente con un apoyo.
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